Sacar rédito de la desgracia
Nuestros políticos son así. Tenemos cuatro jóvenes fallecidas durante la celebración de una macrofiesta de Halloween en el Madrid Arena y ya ha empezado el cruce de acusaciones entre unos y otros a ver quien la tiene más grande la caradura, claro está. Unos, los del PP, del grupo de Gobierno de la capital, defienden a capa y espada que todo estaba adecuado a la legalidad vigente. Al fin y al cabo que otra cosa van a decir quienes tendrían la responsabilidad de tener sus propias instalaciones en perfecto estado de conservación y de funcionamiento de los mecanismos de seguridad en el caso de que fuese menester una evacuación. Pero claro, ¿quién vigila al vigilante, ehhhh? Ese es el quid de la cuestión.
Las cuatro fallecidas sirven de munición a la oposición para pedir responsabilidades, comisiones de investigación a mansalva y dimisiones en cadena porque de repente ven la botella medio llena para intentar mover al PP tras 24 años de continuadas mayorías absolutas. Sin embargo, no olvidemos que antes que la oportunidad política están los sentimientos y el drama personal de cuatro familias y muchísimos amigos que lamentan hoy no tener a su lado a unas chicas que estaban comenzando a disfrutar de la vida, que se la comían a bocados hasta que un descerebrado y una ratonera de arenas movedizas cercenó sus sueños, sus ilusiones y la felicidad de todo su entorno.
Confío en que sea la Justicia la que imparta un veredicto lo más adecuado a lo acontecido en esta fatídica fiesta del 31 de octubre al 1 de noviembre. Sí, desgraciadamente la vida de estas jóvenes ya no será posible recuperarla, no habrá fallo judicial que pueda reparar los daños en los corazones de sus seres queridos.
Nunca mejor traído a colación eso de que el dinero no hace la felicidad y no creo que siquiera ayude en este dolorosísimo caso, pero al menos esperamos todos una pena ejemplar para quien, en primer lugar, lanzó la bengala, después para el empresario vivales que ha hecho mucho dinero a espuertas aun a riesgo de poner en serio peligro la vida de otras personas y luego el propio Ayuntamiento de Madrid, que no puede inhibirse en un tema tan sumamente delicado y espinoso como éste.
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Máximo Medina -