Toledo y Bardem: Ópera bufa
El cine español, y las artes escénicas, en general, por cuestión de higiene y de salud mental, deberían poner de patitas en la calle a personajes abyectos como Willy Toledo y Pilar Bardem. Este par de sujetos, ávidos de subvenciones, jamás han tenido el más mínimo gesto a favor de las víctimas del terrorismo y ahora, curiosamente, se vuelcan en apoyar a los presos de ETA.
Estos siniestros pseudoactores eran los que decían que no podían ponerse del lado de los familiares de los muertos porque no querían politizar nada (lo del ¡No a la guerra! era otra cosa, ¿verdad?), pero cuando se trata de solidarizarse con la causa de los De Juana Chaos, Josu Ternera o Bolinaga, entonces, de repente, olvidan que están politizando la cosa y no tienen problemas en apuntarse al carro de ir hasta Bilbao para solicitar la liberación de los presos etarras. Todo muy conmovedor, muy edificante, muy en la línea del nuevo pensamiento de un PP que se ha mimetizado con el paisaje esukaldún.
La verdad es que triste tiene que ser que para que hablen de uno o que algún director se acuerde de ti para darte un papelito tengas la imperiosa necesidad de hacer el indio goloso apoyando a unos tipos que se han cargado en España a cerca de 1.000 personas y que han repartido dolor por toda España. Estoy convencido de que Bardem y Toledo darían el papel ideal para, en el primer caso, hacer de la perfecta matriarca vasca en el pueblo de Menchaca (o Mentxaka que les gustará más por esas tierras) que tiene que velar por su hijo, que puede ser el propio Toledo. Este tendría un papel como el perfecto pistolero de la banda armada. Vamos, se trata de unos roles que huelen a Goya. Para el 2014 llegan seguros.
Así va nuestro cine español, cada día más metido en la ciénaga, entre el casposismo (reconocido, eso sí) de Santiago Segura y el pancarterismo de otros muchos que no saben hacer películas (sobre todo buenas) si no hay por medio el suculento cheque al que llevan acostumbrados demasiado tiempo a cambio de no hacer prácticamente nada. Y es que quien quiera hacer un poco de cine de calidad, o se marcha a la gran meca del séptimo arte (Lo Imposible) o arriesga sus cuartos sin tirar de las subvenciones oficiales (Tadeo Jones, con la colaboración de Intereconomía y Mediaset).
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Máximo Medina -