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Desde mi escaño

El empresario que sólo amaba desnudos artísticos

El empresario que sólo amaba desnudos artísticos

Antonio Vélez, secretario ejecutivo de la Federación de Ocio y Restaurantes (Fecao) debe dejar urgentemente su puesto tras la bestialidad de comunicado lanzado en nombre de esta asociación y que la ha puesto a los pies de los caballos. Básicamente, este cenutrio, porque no merece otro calificativo (bueno, sí los hay, pero ya entrarían de lleno en el ámbito de lo demandable), ha manifestado que en las playas del municipio grancanario de San Bartolomé de Tirajana (pero que puede hacerse extensible a todo el Archipiélago) sólo quiere ver desnudos bonitos, artísticos, no a gente obesa, vieja o con anatomías imperfectas que vayan mostrando sus carnes. Al parecer, este sujeto debe tener una obsesión enfermiza contra aquellos que somos normales, es decir, con nuestras imperfecciones y cuerpos que no son Danone.

Para que ustedes entiendan el revuelo que ha formado este maromo (y que ha obligado a la Fecao a tener que ofrecer unas disculpas por unas palabras que no hay por dónde cogerlas) les reproduzco íntegra la nota que Antonio Vélez vomitó desde su sesera al teclado. No tiene desperdicio:

"La Federación Canaria de Ocio, considera que permitir el desnudo en todas las playas del municipio San Bartolomé de Tirajana es un principio es inmoral, y podría ser no bien visto por la mayoría de los turistas, es por lo tanto, un acto, que al menos consideramos, que el ayuntamiento tiene ganas de tener discusiones. Sabemos que desde el comienzo de los tiempos el hombre se cubrió con pieles por el frío, esto derivó en tejidos que se comenzaron a utilizar mas por imitación que en busca de una utilidad, pero en cuanto estuvo instalado entre la gente, el cuerpo desnudo fue cada vez menos visto y por ende mas llamativo, defendemos que existan zonas, restringidas a este modelo turístico, el desnudo, pero no podemos defender que estos se paseen por todas las playas con el cuerpo desnudo, además este hecho, el pasear desnudos, también despierta nuestras mas bajas emociones y suele interponerse en el comportamiento recto de todo hombre o mujer, dando un segundo plano al pensamiento racional, además debemos conservar y respetar la costumbre de ver gente vestidas, en lugar de desnuda, de lo contrario existirían muchos mas demandantes en las zonas habilitadas actualmente, en las zonas turísticas y no como hasta ahora, que son contados los que se desnudan en los espacios habilitados.

Y la verdad esta idea del concejal de playa, puede ser divertidísima al principio, pero con los días desaparecería el glamour y el erotismo. El desnudo puede ser moral o inmoral, según la belleza plástica de la mujer o el hombre y el arte de su presentación. Un Hombre o Una mujer vieja, de carnes flácidas o voluminosas masas, nunca podrá tener otro desnudo que el desnudo grosero y repulsivo. Su presentación inspirará lástima, burla o repugnancia. Un chico joven o una mujer joven, de bellos rostros y bien proporcionadas formas, que se presente desnudos completamente en escena, ya inmóvil, ya realizando movimientos lentos y artísticos, sin actitudes ni gestos provocativos, ni afeites que exageren o aviven los tonos naturales de determinadas partes del cuerpo; la presentación de un joven o una mujer en estas condiciones jamás podrá ser calificada de inmoral, ni despertar en el público su desnudo otra cosa que delicados sentimientos de arte y belleza, aún para los individuos de más groseros sentimientos, de talento más limitado, de capacidad artística más reducida y de vida y costumbres más provincianas. Un Joven o una mujer presentada así pueden permanecer en escena y en este caso en la playa, todo el tiempo que se quiera, que mientras más tiempo transcurra, más delicados, serán los sentimientos que despierte en el público. ¿Pero que haremos con el turista de carnes flácidas o voluminosas masas, en definitiva el turista sea un Hombre o una mujer vieja, que somos la mayoría?...

Somos concientes que algunos especialistas afirman que mientras más se habitúe un pueblo al desnudo, más culto y civilizado será ese pueblo. Pero en Canarias no estamos preparados, ni formados, para que de la noche, a, la mañana, podamos cambiar las costumbres de ir vestidos".

Si este caballero quiere contemplar cuerpos artísticos, váyase usted a cualquier museo de Roma o de Atenas o al Louvre en París para contemplar a verdadero Adonis de mármol, esculturas sin un gramo de grasa, estereotipos bellos, proporcionados, sin que tenga sobresaltos, verdaderas joyas de la anatomía. Desde luego, con sus palabras, usted acaba de cargarse toda promoción turística de las Islas porque en el resto de España, pero especialmente en el extranjero, no van a dar crédito a estas manifestaciones y, señor mío, en Canarias vivimos y dependemos del turismo foráneo en gran medida. Más gañán, evidentemente,  no se puede ser. Ha batido usted el récord de la estulticia.

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