Las mentiras del Paulinato
La culpa es de los de siempre, de los de fuera de Canarias, ya sean estos peninsulares, baleares, ceutís, melillenses o del resto de Europa. Paulino Rivero ha vuelto a dar una lección de demagogia supina en el Debate sobre el Estado de la Nacionalidad Canaria para tapar su supino fracaso en materia de creación de empleo.
Sus promesas se han diluido como un azucarillo en un vaso de agua, tenían menos peso que una hoja de papel llevada por los aires al capricho del viento. Sin embargo, el prohombre de El Sauzal tiene la respuesta siempre preparada, "es que en épocas de crisis nos entraron 100.000 personas de fuera". Claro, hombre, la invasión de los hombres rana, no te digo.
Rivero insiste en que él ha aplicado con destreza las recetas para acabar con el paro en el Archipiélago, pero debe ser que esas medidas se han aplicado en otra dimensión espacio-temporal, dado que en Canarias el desempleo ha crecido de manera tan bestial que se acerca peligrosamente a los 300.000 ciudadanos sin ocupación (y a Dios gracias que vivimos en un territorio que vive del turismo, que de lo contrario la tasa podía ser disparatada).
Lo cierto es que la autocrítica del presidente del Ejecutivo regional en la tribuna de oradores del plenario de Teobaldo Power ha brillado por su ausencia, ha sido la nula, todo está perfecto y nada tiene que cambiar, salvo el clásico 'que se vayan de aquí los cuatro godos, rumanos, moldavos o británicos de siempre que nos roban nuestro trabajo'. Pues así, sin crítica, sin ponerse un suspenso como Dios manda, poco o nada avanzará la economía canaria, salvo ir directamente proa al marisco, que es lo que parece gustarle al egregio Rivero.
Desde luego, si hay algo sencillo ahora mismo en la política canaria es ser opositor al Gobierno. Basta con ir a las hemerotecas y consultar todas las promesas incumplidas por el presidente desde el año 2007. No habría pen-drive de suficiente cabida para que pudiera caber toda la documentación. Ni los Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma de Canarias ocuparían tanto. Quizá por eso también el ilustre Martín Marrero (¡¡¡cómo has cambiado desde que dejaste la dirección de La Gaceta de Canarias!!!) está cual Torquemada mediático a ver qué medios se salen de la línea oficial para retirarles la publicidad institucional.
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