Hartos de las fotocopias de Bárcenas
¿Quién le pondrá el cascabel al gato con este folletín de Bárcenas? Desde últimos de enero andamos a vueltas con el ex tesorero del PP. Primero, en El Mundo, se abre a cinco columnas diciendo que Luis Bárcenas había pagado sobresueldos a decenas de cargos. Días después es El País el que lleva las famosas fotocopias, apuntes contables con nombres, apellidos y cantidades. Luego, las denuncias por parte de dirigentes de Génova 13, de Aznar, el espectáculo en torno al portal del Bárcenas, declaraciones ante el juez y poco a poco que la cosa fue decayendo hasta que Raúl del Pozo habló, dijo que había visto los papeles de marras y, una semana después, ABC logra el relato de Trías Sagnier sobre cómo se gestó todo.
Bien, todos nos hemos vuelto locos pensando que la exclusiva que llevaba ABC podía arrojar luz sobre el particular, que las confesiones del abogado y ex diputado del PP podrían ayudarnos a dar con las claves, saber si los famosos papeles existen en verdad. Pero no, nos topamos conque al final el propio letrado reconoce que sólo pudo hacer fotocopias de las fotocopias que le mostraba Bárcenas y con el añadido de que éste le dijo que podía modificar el documento para quitar nombres de personas a los que tenía en cierta estima.
¿Y la Justicia qué hace ante todo esto? En Periodista Digital, en una tertulia sobre este hecho, la abogada Montse Suárez decía algo que era de cajón, sobre todo cuando el letrado de El País al que le llegaron las fotocopias, Gerardo Viada, optó por darle aire en vez de, en función de su profesión, haber ido al juez con esos papeles puesto que, como dice el Código Penal, es deber de cualquier persona poner en conocimiento del juez cualquier hecho que considere que es constitutivo de delito. Vamos, blanco y en vasija, leche fija. Esas fotocopias debieron haber ido primero al juez Ruz y no a El País, pero se optó por hacer el camino al contrario y, de paso, hacer el más espantoso de los ridículos al tener que ir a la Audiencia a decir que no se había visto los papeles originales.
En definitiva, aquí parece que cualquier hijo de vecino ha visto la fotocopia de la fotocopia (seguramente van incluidos hasta en los tambores de jabón), que los originales son como los billetes de 500 euros, que existen, pero que nadie los ha visto y, mientras, el señor Bárcenas y quienes le apoyen están haciendo continuas peinetas al Estado de Derecho y a la dignidad de los españoles de bien.
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