Evo Morales: Premio Nóbel a la ignorancia
Pobres bolivianos. Su peculiar presidente, alumno aventajado del chavismo más recalcitrante, expropiador impenitente, resulta que ahora se nos descuelga con una confesión que debería sonrojarle, que no le gusta leer. Al mandatario cocalero no le mola eso de sentarse cómodamente en un sillón, coger un libro y abandonarse al cálido placer de la letra impresa. No, él no tiene empatía ni simpatía por la literatura y mucho menos por las publicaciones de los medios de comunicación. Esas, directamente, le producen unos sarpullidos tremendos al indígena del jersey a rayas.
Desde luego, poco o nada bueno dice de alguien que se reconoce un incapacitado para la lectura, entre otras cuestiones porque si la cabeza visible de un Estado casi se siente orgulloso de no congeniar con las letras, ¿qué podemos esperar entonces del resto de habitantes? ¿O acaso no deja de ser esto una estratagema para evitar que los bolivianos se culturicen como Dios manda? Hay que tener en cuenta que a políticos populacheros como es el caso de Evo Morales se nutren, precisamente, de gente con poco nivel intelectual. Simplemente, se dejan engatusar por cuatro fuegos artificiales. Igual que los indios de antaño se dejaron engañar por los conquistadores con cuatro baratijas, a los votantes de Bolivia no ilustrados se les engaña de manera aún más sencilla.
Es una lástima que personas de este calado puedan tener responsabilidades de Gobierno porque lo que acaban provocando es la hilaridad cuando tienen que asistir a foros de relevancia internacional. Imagínense si a este señor le aburre leer las obras de autores tan relevantes Gonzalo Lema, Edmundo Paz Soldán, Wolfango Montes, Cé Mendizábal, Ramón Rocha Monroy, Homero Carvalho, Juan de Recacoechea, Víctor Montoya, Adolfo Cárdenas, Giovanna Rivero, Wilmer Urrelo, Rodrigo Hasbún, Víctor Hugo Viscarra, Claudio Ferrufino-Coqueugniot o Sebastián Antezana, ¿qué sopor no le dará si tiene que tragarse documentos mucho menos poéticos o prosaicos?
De todas maneras, ya habrá algún foro literario que acabe invitando a Evo Morales a esa ñonería que se hace cada año en el que varias personalidades de todos los ámbitos de nuestra sociedad se dedican en las vísperas del 23 de abril a leer parte de El Quijote. Insisto, pobres bolivianos que, al margen de estar en los lugares altos de la clasificación de países más pobres, con Morales van camino de ser los más analfabetos del planeta. Cualquier día a este cocalero se le ocurre, cual Torquemada, ponerse a censurar obras (en parte ya lo hace con los medios escritos, al estilo de Correa o Kirchner) o incluso mandarlas directamente a la hoguera. Así puede mantener e incrementar su rebaño de ignorantes que le mantengan en la poltrona.
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Luis Valverde -