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Desde mi escaño

La solidaridad se hace, no se publicita

La solidaridad se hace, no se publicita

La solidaridad es un gesto plausible y que ayuda a nuestra sociedad a evolucionar, a hacernos mejores personas. Sin embargo, como gesto voluntario que es y que nace desde el mismísimo corazón, lo que no está bien visto, precisamente, es la falta de humildad o la falsa modestia. Tú puedes ayudar, pero al mismo tiempo no queda elegante montar un circo televisivo diciendo lo bueno, lo chachi y lo generoso que eres. No, ser solidario implica un sacrifico de anonimato, de no estar bombardeando continuamente al personal con mensajes de que estamos haciendo esto y lo otro, que hemos recaudado tales y cuales cantidades, de querer ser el centro de la noticia cuando en realidad el hecho relevante es la ayuda que llegará a los más necesitados.

Este 29 de mayo de 2013, víspera del Día de Canarias, el señor José Manuel Artiles, en Mírame TV, organizó uno de sus macromaratones solidarios ante la situación de emergencia social que existe en Tenerife. La idea, la iniciativa, el propósito era intachable, pero el problema que tiene este periodista es que todo lo magnifica, le da unas dimensiones tan desproporcionadas a su personalidad que parece que si no es por él, aquí nadie tendría desarrollado el espíritu solidario. Me recuerda un poco a esos deportistas ególatras, al estilo de Cristiano Ronaldo, donde tienen que venir a enfocarle las cámaras y los focos sólo él, como si el resto del equipo no existiera.

El caso es que la centralita encargada de mandar sms corporativos estuvo todo el día escupiendo mensajes (más de dos docenas) dando cuenta detallada de lo guay que había sido la iniciativa, todo con el cuño de Mírame TV, como si la tele hubiese sido la encargada de poner las toneladas de comida que se fueron apilando en el lago (hoy seco para la ocasión) de la Plaza de España. Los alimentos fueron donados por muchas empresas, un número ingente de particulares que no querían protagonismo, simplemente hacían lo que entendían que es para ellos la solidaridad, dar al que lo necesita, pero no intentar hacer luego una campaña de publicidad al respecto.

Pero a quienes también debería de caérseles la cara de vergüenza es a nuestros políticos, a esas concejalías que pomposamente se llaman del Bienestar Social porque, desde luego, en algunos casos, parece que están en el bienestar de su despachito, tirados a la bartola y mientras que los gestos de solidaridad y de ayuda a los más desfavorecidos vengan de mano de otros. Igual Artiles, con su megalomanía contumaz, nos ha dado una idea, acabar de una vez por todas con departamentos en los Ayuntamientos que no valen para nada.

3 comentarios

Máximo Medina -

Iniciativas como ésta dignifican a la sociedad en sí y da en los morros a unos políticos que olvidaron por quienes fueron elegidos. Nuestros representantes sólo piensan en 'modo' déficit y recorte mondo y lirondo, sin pararse a pensar que está sucediendo en la realidad más urgente. Este tipo de maratones, por otro lado, está bien, pero ¿qué nos van a pedir cuando ya no nos quede nada? Un Estado (comunidad autónoma, cabildo o ayuntamiento) que no tiene trabajo para los que lo sostienen está llamado al fracaso. El hecho es tozudo: no hay ingresos o disminuyen de tal forma que no se puede pagar todo. Vamos, más déficit y más deuda.

Hastiado -

Cierto es que los gobiernos están siendo bastante inoperantes e incapaces a la hora de tomar medidas realmente eficaces frente a la que nos está cayendo, pero el Artiles éste, ególatra como él solo, se ha montado una fiesta para aparecer como el Gerges de la película 300. Joer, si es que hasta salió en la cabalgata del año pasado! A mi entender su iniciativa es admirable por un lado, pero por el otro da la impresión que juega con el morbo de la situación para sacar tajada personal y convertirse en el centro de la vida social tinerfeña. En fin, nadie es perfecto, ¿no?

Carlos -

Casi de acuerdo en casi todo. P.ej.: Tras el alarde televisivo queda en evidencia que la sociedad civil es la única capaz de resolver sus propios problemas, que la gestión política es inoperante, y que los intereses de los ciudadanos no coinciden con quienes se arrellanan en sus poltronas como único objetivo vocacional.
Cierto que puede opinarse que Artiles obra con la sobreactuación que le es habitual, pero ese histrionismo es el que da eficacia masiva a su iniciativa porque logra el gran apoyo de una participación vecinal que, con menor énfasis, quizá no se daría. Por mi parte, un aplauso al comunicador y un escupitajo a pies de los ineptos próceres políticos.