El 6'5
¿Es abusivo exigir a los estudiantes que acceden a la Universidad que obtengan un 6,5 de nota para que, en el caso de que económicamente no cuenten con medios suficientes, se hagan acreedores a una beca? La cuestión, desde luego, no resulta baladí y ha generado controversia en las tertulias y ha convertido muchas columnas de opinión en ríos de tinta, casi todas, dicho sea de paso, cargando contra el ministro José Ignacio Wert. Sin embargo, por mucho que sea políticamente incorrecto afirmar esto, estoy de acuerdo con el titular de este departamento. Hay que exigir a los becados un esfuerzo suplementario. Conformarse con el 5, sencillamente, es acabar la carrera con muchas carencias y en el sector profesional se piden resultados exitosos, no medias tintas.
España, lamentablemente, se ha caracterizado en los últimos años, seguramente desde que la incipiente democracia hizo acto de presencia (a Dios gracias) en nuestras vidas, por relajar en demasía los esfuerzos a los estudiantes. La excelencia que se ha intentado recuperar en alguna comunidad autónoma como es el caso de Madrid, contrasta con ese espíritu generalizado de aprobado general y, sorpresivamente (uno lo desconocía) se ha llevado incluso a la política de becas, de tal suerte que aquí no se premiaba el esfuerzo y el hincar codos como un Pepe, sino que al que pasaba raspadillo, beca que te crió, exactamente la misma que ese otro estudiante también sin recursos económicos, pero que acaban sacando matrícula de honor.
Por eso, por mucho que alguno se rasgue las vestiduras ahora, no podemos llevarnos las manos a la cabeza cuando sacan el papel con el número de licenciados que está en paro. Claro, si es que es normal. ¿Qué se puede esperar, por ejemplo, de un médico que ha obtenido un 5 pelado en la carrera?¿Nos vamos a fiar más de ése o de alguien que no ha bajado la media de un 9?
Hasta el momento, el sistema educativo español ha pretendido ser una especie de comuna soviético-comunista donde daba igual que el alumno becado se esforzara o no. Al del 9 no le iban a subir la cuantía de lo percibido por la beca y al del 5, por supuesto, tampoco le van a detraer nada. En definitiva, becas a mansalva, sin mayor criterio que un suficiente. Así, claro, terminamos de llenar las listas del INEM con una legión de licenciados que han ido a cubrir el expediente. Las empresas, que no son tontas, al final sí que tiran de expediente académico. Por eso a algunos les sobran los empleos y otros, con todo el respeto, no les queda un horizonte más lejano que el de un tedioso curro de oficinista a razón de 800 euros en justa recompensa a sus cuatro o cinco años de esfuerzo mínimo.
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Máximo Medina -