Más que un club: Payasos e independentistas
Ya lo dijo en su día el singular José Luis Núñez, el Barcelona es mucho más que un club. Concretamente, es una entidad al servicio del más rancio independentismo catalán, una sociedad que con Sandro Rosell (al igual que con Joan Laporta) se ha abierto de patas a que cuatro mangantes políticos hagan un uso y abuso de los colores blaugranas. Está claro que la masa social que sustenta año tras año al Barça tiene también la culpa por no echar a gorrazos a esta clase de directivos que sólo vienen a servirse, a utilizar al equipo blaugrana como plataforma de lanzamiento para sus posteriores ambiciones políticas o empresariales. Una verdadera vergüenza.
El caso es que Rosell y los adláteres de su junta directiva han dado el permiso pertinente para que la manifestación esa de la cadena humana con las camisetas secesionistas pase por el estadio barcelonista. Claro, para eso esta el Barcelona, para la reivindicación de estos payasos de medio pelo que, dicho sea de paso, en vez de darle la confección de esas camisetas a la industria textil catalana se la han dado a una empresa de Marruecos. Vamos, que encima de independentistas, tontos de capirote.
El Barcelona, desgraciadamente para quienes amamos el buen fútbol, va a ir perdiendo adeptos por toda España porque cada vez está más politizado, más idiotizado con la tontería de que sus componentes no se sienten españoles, de jugar con ese uniforme reserva que mueve poco menos que a la risa. Unos deportistas que no se consideran españoles, de verdad, merecen el mismo respeto que un conjunto rumano o eslovaco, con la diferencia de que éstos si tienen un sentimiento patriótico, lo de estos, los del Barcelona, no sienten nada, pero se dejan mangonear a la perfección. Vamos, que si en vez de gobernar Mas en Cataluña lo hiciese Hitler o Mussolini, estos tíos hacían el saludo fascista si así se lo ordenasen.
Tampoco vamos a sorprendernos, después de la astracanada del concierto pro-independentista en el Nou Camp de hace alguna semanas, normal que ahora cedan de nuevo el recinto para otra chifladura más. La próxima será, no lo descarten, presentar un césped remozado en el que destaque por encima de todo la bandera separatista ribeteada en las áreas y en el centro del campo. ¡Vaya circo!
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Máximo Medina -