Sonrisas Canarias: la solidaridad bien entendida
Cuando los gobernantes dicen que en Canarias se atisban señales de que se está saliendo de la crisis, tal vez lo manifiestan con el desconocimiento y la ignorancia que da el no salir de sus despachos de maderas nobles y de sus mullidos sillones de piel de ante. La necesidad que tienen decenas de miles de personas en las Islas es tan grande que las ONG se han visto sobrepasadas y, desgraciadamente, no pueden dar solución a todos aquellos que vienen a tocar sus puertas. Una de estas asociaciones es Sonrisas Canarias que, con todo el dolor de su corazón, se ha visto obligada a tener que implementar medidas de control a la hora de repartir la comida entre quienes acuden a su sede.
Lo explicaba muy bien hace unos día en las páginas del periódico El Día su dirigente Luis Febles, que venía a decir que como estábamos, no podíamos seguir y era necesaria una nueva organización del servicio". Se estaba llegando al punto de tener mucha gente a la que dar, pero poca comida que repartir y explicaba que la semana pasada teníamos citadas 570 personas y vinieron 840. Esto es algo completamente inasumible para nosotros que trabajamos con voluntarios y que no dan para más.
Por esta razón, Sonrisas Canarias se ha visto en la obligación de sacar una cartilla o tarjeta de racionamiento con la que identificar a los beneficiarios y controlar quién recibe la ayuda y cuándo. Esta decisión se explica en el hecho de que las citas que se estaban dando estaban siendo muy superadas por la demanda y se estaba poniendo en riesgo el funcionamiento de la ONG. El propio Febles reconoce que es horrible el concepto de cartilla de racionamiento, pero hemos tenido que crearla, aunque no es como las que actualmente hay en Cuba u otros países, ya que en este caso no se contemplan casillas para los alimentos sino solo el nombre, los apellidos, el DNI, el teléfono, la dirección de correo electrónico, la zona, el comprobante de que cuenta con un informe social, la fecha de la cita y la firma, ya que los alimentos que se entregarán son los que en ese momento estén en el almacén".
Esta ONG atiende a más de 20.000 personas de toda la isla y un personal voluntario que apenas supera las dos decenas, 25 en total, con lo que era necesario establecer mecanismos para darle un cierto orden al reparto de alimentos . No es agradable tener que establecer esos controles, pero obviamente, cuando la necesidad aprieta, todos quieren pillar alimentos y en estos casos hasta las personas más educadas acaban por perder los estribos. Por eso, para evitar espectáculos de esta índole, Sonrisas Canarias busca la mejor forma de contentar y poder ayudar a todos.
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