Sevilla: tercera UEFA y olé
Se lo merecía el Sevilla y se lo merecía Unai Emery. Después de varios años sufriendo decepciones europeas (incluso alguna temporada ni siquiera se llegó a disfrutar de la competición continental), el cuadro hispalense, de la mano de un entrenador que fue denostado en Valencia (¡¡¡qué ironías tiene la vida!!!) se acaba de hacer algo más de hora y media con su tercera Copa de la UEFA, llamada ahora Uefa Europa League. Da igual la denominación, el caso es que el trofeo ya va volando rumbo al Sánchez Pizjuán donde ya reposan las dos conseguidas en los años 2006 y 2007. De momento, desde que se instauró este nuevo formato, los españoles ganan un año sí y otro no, de tal suerte que Atlético de Madrid y Sevilla le han puesto el color español a esta segunda competición.
Eso sí, esta tercera copa no fue conseguida por la vía rápida. No sólo se consiguió en la tanda de penalties, sino que durante 120 minutos el 0-0 dejaba todo en el alero, pudiendo haberse producido la clásica jugada de despiste que te dejase con cara de bobo. Al Sevilla, salvo en la primera parte, lo noté bastante impreciso, especialmente en zona de creación, aunque tuvo sus opciones de haber inaugurado el marcador antes de llegar a la suerte suprema, sobre todo con una opción pintiparada de Bacca. Pero no, no era el día para finiquitar la contienda así como así.
Y llegaron los penalties, esa lotería que no siempre premia a los mejores y, a fuerza de ser sinceros, los portugueses jugaron mejor, no de forma aplastante, pero tuvieron varias ocasiones que desbarató el héroe hispalense, Beto, quien luego en la tanda de lanzamientos desde los 11 detuvo dos y además de manera muy autoritaria, lo que también le pone en el mercado como futurible (el Sevilla puede hacer una caja de impresión como venda a todo lo que se especula que pueda salir de Nervión este verano).
Pero bueno, ahora toca disfrutar, darse el festín ante el Elche como convidado de piedra el próximo domingo y pensar que el Sevilla se puede convertir en una alternativa para luchar por retos más ambiciosos, especialmente si en la sala noble se olvidan de los Del Nido de toda la vida, gente que al final acabaron por vender lo mejor a cambio de mucha pasta, pero no todos los años el Monchi de turno podía acertar en los fichajes. Pero bueno, eso es otra historia. Ahora a disfrutar, Sevilla, de una Copa bien merecida. Felicidades.
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