María Antonia Trujillo: La Torquemada extremeña

Si uno fuese a la enciclopedia y buscase la palabra sectaria, lo más seguro es que aparecería una foto con la imagen de María Antonia Trujillo. La exministra de Vivienda en tiempos de la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero es una persona que, no me pregunten por qué, está en todas las tertulias de lo que los progres llaman TDT Party. No hay día que uno no ponga 13TV o sintonice con la COPE que allí tienen a la de las soluciones habitacionales impartiendo doctrina, magisterio y realidad política desde su particular óptica.

Lo cierto es que esta señora, que como ministra y consejera ha demostrado ser una inepta de marca mayor, ahora va por los platós cual Torquemeda extremeña pidiendo la cabeza de periodistas como Sergio Martín, del Canal 24 Horas o de el director de Periodista Digital, Alfonso Rojo, al que le dijo que mejor que se dedicara a jugar al pádel. Muy propio de un tipa que, a falta de argumentos, tira de la descalificación personal. El problema es que donde va hay gente generalmente mejor preparada que ella y al final se tiene que ir con el rabo entre las piernas. Aunque ella, eso sí, considera que es una conspiración en su contra.

Lo cierto es que María Antonia Trujillo es una señora con un recorrido bastante corto. Su sectarismo se ve a la legua y por mucho que intente disimularlo (que tampoco se agobia por ello) no pasa la prueba del nueve. En sí, la socialista, reconvertida en la nueva musa de Podemos, es un personaje pagado de sí mismo, encantada de haberse conocido y, sobre todo, es la persona más insoportable a varias millas a la redonda. Sus propios compañeros de partido no sabían qué hacer con ella y el viejo zorro de Juan Carlos Ibarra, ex presidente de la Junta de Extremadura, se la endilgó al bobalicón de Zapatero en cuanto tuvo la más mínima ocasión.