Cerrar 'Sálvame' no es atacar la libertad de expresión
“Un ataque a la libertad de expresión”. Este grito de guerra se ha escuchado en todos los programas de Telecinco desde que el pasado 17 de diciembre de 2014 se conociera que el Gobierno le ha dado un plazo de diez días a la cadena para que, o bien adecué ‘Sálvame’ a la franja horaria que le corresponde o para que presente las alegaciones que estime necesarias de cara a poder permanecer en el actual horario vespertino.
Podemos convenir que cuando arrancó el programa que presenta Jorge Javier Vázquez, los contenidos eran mucho más fuertes, las peleas eran lo más parecido a una mezcla de lo que podía haber en el Bronx o en la Cañada Real, pero tampoco es que ahora estemos hablando de que aquello sea al estilo de ‘La Casa de la Pradera’ o ‘Autopista hacia el cielo’. ‘Sálvame’, se pongan como se pongan los popes de Mediaset, sigue siendo un programa que saca lo peor de las personas, que allí se despelleja al primero que pase por ahí y la intimidad de los colaboradores es exactamente la misma que puede tener un bañista en una playa nudista, es decir, cero.
Los frikis de los experimentos sociológicos nos quieren vender la burra de que ‘Sálvame’ es una extensión de nuestra propia vida, que cualquiera de ustedes o de nosotros podríamos ser Belén Esteban, Kiko Matamoros o Karmele Marchante. Estos tres especímenes, a diferencia de cualquiera de nosotros, tienen demasiado tiempo libre para hacer el idiota a lo largo de tres horas diarias en pantalla, para insultarse, para querellarse y alguna de ellas, en concreto, para darse y entregarse por entero al vicio, ¿valeeeeee? Cualquiera de ustedes, a esas horas, está trabajando o sacando adelante su hogar porque suficiente labor tienen por delante como para estar perdiendo el tiempo cotorreando tontamente.
Si ‘Sálvame’ quiere subsistir, que se atenga a las reglas del juego y deje de emitir, aunque sea de tapadillo, contenidos que no son adecuadas a una franja horaria en la que hay muchos menores viendo la televisión en casa tras la vuelta del cole. El argumento de que hay más canales, no sirve, al igual que tampoco casa tanto morbo, tanto amarillismo y tanto drama barato con vender luego una imagen idílica con lo de 12 meses, 12 causas. Si 200 personas se quedan en paro, no será culpa del Gobierno, sino de la falta de ideas de una televisión que sigue anclada en la pechuga y muslo, aderezada con salsa de polémica, insultos y alguna que otra tertuliana pasada de la raya.
0 comentarios