Los sepultureros de Izquierda Hundida
¡Menos mal que defienden a los trabajadores y que ellos jamás dejarían en la puta calle a sus empleados y menos aún dejarles con nóminas impagadas! Por supuesto que un coordinador general de Izquierda Unida, Cayo Lara o el candidato a las elecciones generales, Alberto Garzón, jamás le harían esa putada a sus empleados. Ellos buscarían hasta debajo de las piedras para solventar la precaria situación de la plantilla del partido comunista
y ahora vas y te despiertas.
Estos auténticos adalides de los derechos de los trabajadores, los paladines contra la reforma laboral, no solamente dejan a su gente con una mano delante y otra detrás, en auténticas pelotas, sino que deciden despedir y despedirse de sus empleados a la francesa, es decir sin decirles nada y cerrar el chiringuito de la calle Olimpo en Madrid (justo al lado del elitista Conde de Orgaz, ¡joder con los comunistas!) y, de postre, dejarles a deber unas cuantas nóminas. Así funcionan estos discípulos de Lenin y Stalin y admiradores de los contemporáneos Hugo Chávez, Maduro, Correa, Evo Morales o Pablo Iglesias.
No es de extrañar que ya sean conocidos como los sepultureros de Izquierda Unida, a la que han rebautizado como Izquierda Hundida. Estos dos caballeretes, Garzón y Lara, han destruido la formación, uno a base de ser el caballo de Troya de la formación y el otro por auténtica pasividad. A sus años eso de la lucha activa y de defender los derechos de la calle como que ya no le iba mucho. A él le ponía más el demostrar con cuatro símbolos y gestos de chichinabo su oposición a casi todo, pero luego que el trabajo lo hicieran otros. Entre ambos han conseguido lo que se apuntaba, que Podemos se merendaría a este partido y Tania Sánchez ejerciendo de maestra de ceremonias. ¡Menudo cuadro!
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