Gustavo de Arístegui: un golfo en la India
Es un golfo de mucho cuidado y eso que iba dando lecciones de honestidad al resto de los partidos políticos. Me refiero al diplomático Gustavo de Aristegui, un sujeto que aspiraba a que el Partido Popular le diese la cartera de Exteriores y al final se tuvo que contentar con la embajada de España en la India. Pero vamos, que tampoco le debió hacer demasiados ascos a tenor del escándalo que se ha destapado.
Este tragaldabas y devorador a ultranza en los catering (fuentes de toda solvencia me cuentan que en 2011 se zampó el solito el que había preparado para la prensa que seguía la noche electoral del 20 de noviembre de 2011) tiene que responder por unos cobros indecorosos por unos informes estando ya en la delegación diplomática.
Concretamente, el 9 de diciembre de 2015 se destapa que Pedro Gómez de la Serna, administrador de Scardovi, y Gustavo de Arístegui, a través de su sociedad Karistia, recibían comisiones millonarias gracias a su mediación para que empresas españolas consiguieran contratos en África y Latinoamérica principalmente. Los implicados declararon sin atisbo de mosca alguna que eran trabajos de consultoría. Gustavo de Arístegui aclaró que al ser nombrado Embajador en la India, cargo incompatible con esa labor, su hijo, Borja de Arístegui, pasa a ocupar su cargo en Karistia. Sin embargo, ese cambio en la administración de la empresa no quedó registrado en el Registro Mercantil porque la empresa tenía embargos por impagos a la Seguridad Social.
Afortunadamente, y aunque sea por una vez (y que ojalá sirva de precedente) el 10 de diciembre de 2015, el PP expedientó a estos dos bergantes por sus negocios en el exterior.
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