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Desde mi escaño

El Valencia lo tiene en chino

Como no anden avispados en el Valencia, les pueden quedar pocos meses de disfrutar del fútbol en la élite. La entidad ché, entregada a los dólares de Peter Lim, está viendo como los dirigentes del palco y de los mullidos sillones y mesas de maderas nobles están desmantelando y descapitalizando el club de una manera asombrosa y, de paso, obligando a hacer el ridículo a su entrenador, a Paco Ayestarán, un técnico que no se ha visto en otra ocasión igual y no le importa mentir a sabiendas de que pocas horas después la realidad va a ser diametralmente distinta.

Por lo pronto, tras la derrota frente a la UD Las Palmas, el preparador compareció ante los medios de comunicación para asegurar que Alcácer no será vendido y prácticamente está a punto de comprometerse con el Barcelona justo en el momento en el que se escriben estas líneas. Pero es que tampoco es segura la permanencia de Diego Alves e incluso de Mustafi, amén de los que ya han salido en busca de oportunidades como Negredo o André Gomes.

¿Y qué le han traído a cambio al técnico? Nada. Un tal Nani, procedente de la liga turca y que es un jugador que, a pesar de estar en su plenitud, parece estar en su cuesta abajo y luego un refuerzo del Real Madrid, Medrán, un chico que en el Getafe tampoco despuntó y que ahora llega al club de Mestalla para ver si se sale o acaba arrollado por una afición murciélaga que empieza a estar harta de tantos vaivenes y tantas invenciones que no llevan a ningún sitio.

Insisto, la pasada campaña el Valencia se salvó del desastre de auténtico milagro tras el paso de los hermanos Neville, pero este año tiene muy mala pinta y la primera jornada, el 2-4 ante los amarillos, abre todas las puertas del infierno para los ché. La campaña se les puede hacer muy larga y ya les garantizo que estos asiáticos que van de nuevos ricos, pero que no han visto un balón en su vida, pueden hacer las maletas en menos que canta un gallo dejando tras de sí todo un reguero de contratos incumplidos y facturas impagadas. Y si no, al tiempo.

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