El circo mediático con el móvil de Diana Quer

Un circo mediático. Esto es lo que han hecho las televisiones y la propia familia de Diana Quer con el hallazgo del móvil en la ría de Taragoña de la joven desaparecida. Y lo defino como circo mediático porque, mientras no se demuestre lo contrario, está por ver que en ese moderno terminal se puedan obtener datos fehacientes sobre los últimos pasos de la chica antes de que se la tragase la tierra.

Insisto una vez más, y no es la primera vez que así lo reflejo, que en todo este tipo de investigaciones siempre es preferible apostar por la prudencia, por la calma y, sobre todo, por la discreción. No sabemos aún si un equipo de expertos podrá ‘resucitar’ el teléfono móvil de Diana Quer y obtener pistas concluyentes que puedan conducir a los investigadores a un punto concreto de esta desaparición y ya está jaleando en los medios de comunicación este hallazgo como si fuese el cáliz primigenio donde Cristo bebió minutos antes de ser entregado a los romanos por Judas.

Hoy, cualquier canal nacional realizó una cobertura tremenda sobre el dichoso hallazgo. Uno, pendiente de la televisión, pensaba que tal vez en cualquier momento íbamos a tener un bombazo informativo, que de repente el móvil se había conservado en perfectas condiciones y que podríamos asistir en riguroso directo a la comunicación de una pista crucial para conocer el paradero de Diana.

Pero no. Resulta que no. Resulta que por allí desfilaban compañeras del mariscador que halló el celular, la madre de Diana, el abogado, expertos tecnológicos, pero ninguna aclaración que nos llevase a desenredar la liosa madeja en el que se ha convertido este caso que lleva concitando la atención desde últimos de agosto, es decir hace ya más de seis meses. Por eso, insisto en la máxima de que hasta que no haya datos concluyentes y contundentes no tiene razón alguna hacer este despliegue. Que quienes tengan que investigar, investiguen y cuando haya algo a lo que agarrarse, que lo comuniquen. Mientras tanto, lo mejor es trabajar calladito y no dar pistas, entre otras razones porque aún no se puede descartar ninguna hipótesis.