El terrorismo yihadista ensangrenta el inicio de 2017 con 40 asesinados en Estambul
Mal comienza 2017 en lo que se refiere al terrorismo. Si en 2016 sufrimos varios ataques yihadistas, Bruselas, Niza, Estambul o Berlín, el nuevo año empieza con otra impactante matanza en una discoteca de la ciudad turca. 40 personas asesinadas y, a estas horas, aún el autor de la sangrienta acción sin haber sido localizado. Y todo en la noche más especial, la primera del año.
Es evidente que desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 en los Estados Unidos, con ataques a las Torres Gemelas, el Pentágono y el fallido contra la Casa Blanca porque la acción valerosa de unos pasajeros evitó que el avión llegase a impactar en su objetivo, el terrorismo ha evolucionado de tal manera que cualquier forma puede ser posible. Hoy, hasta una bicicleta puede servir perfectamente de elemento para sembrar el caos.
Da igual cuántos agentes se puedan destinar a vigilar un evento como Nochevieja o que los grandes eventos deportivos cuenten con el mayor cordón policial jamás imaginable. Si alguien pretende perpetrar una matanza lo puede hacer sin problema. Necesitaríamos para evitarlo presencia policial en todos los lugares y en cada esquina de nuestras calles. No se trata de alarmismo, pero simplemente en la red de Metro y de Cercanías de Madrid no hay controles. Un chalado puede entrar por la estación más tranquila y montar un pollo dentro de un vagón.
Siempre habrá quien ponga el grito en el cielo si detectan mucha presencia policial o tuviéramos que soportar cacheos selectivos antes de validar nuestro billete y argüirían que se trata de una restricción de nuestras libertades fundamentales. Evidentemente, la relación de a más agentes, cero atentados, no se contempla, pero siempre será más tranquilizador ver presencia policial que no zonas de vital importancia sin guarnecer desde un punto de vista de la seguridad.
Como bien decía el ministro Zoido en estos días, lamentablemente no hay nadie que pueda prometer seguridad al 100%, pero al menos los refuerzos siempre reducirán ese riesgo y servirán de elemento disuasorio a quien crea que matar esa algo sencillo y cotidiano.
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