Jorge Javier Vázquez se podemiza y carga contra la misa de TVE
No puede sorprenderme a estas alturas que Jorge Javier Vázquez se revele como un ateo supremo. Alguien que ha hecho befa y mofa de la religión católica en los esperpentos del día del orgullo gay no puede tener atisbo alguno de tener amor alguno por la Iglesia y todo su contexto, así que no me coge de sorpresa que el presentador de Telecinco haya pedido que quiten la misa de La 2 de Televisión Española, lo que viene además a demostrar el carácter intolerante de este señor que parece que no hay más libertad que la que emana de su persona.
Quizá Jorge Javier Vázquez desconoce, aunque estoy convencido de que lo que en realidad le mueve es el sectarismo, es que este país está muy ligado a la religión católica y, independientemente del bonito, pero falaz, argumento de que nuestra Constitución recoge que España es aconfesional. Sin embargo, es la propia Carta Magna la que añade una coletilla precisa, que el Estado mantendrá relaciones con todas las creencias, pero muy en especial con la Iglesia Católica.
Mejor haría el señor Jorge Javier Vázquez en preocuparse por la audiencia de sus programas y reflexionar especialmente con lo que le ha sucedido en el último año y medio con el ‘Sálvame Deluxe’ y más recientemente con ‘Gran Hermano 17’. La misa en TVE es un servicio público y, le guste o no al señor Vázquez, es uno de los espacios más rentables para la cadena pública. Un domingo por la mañana tiene una audiencia que adecenta bastante el conjunto general del share de La 2.
Y es que, señor Vázquez, al igual que respetamos que haya todo tipo de programas en la pública, que también tiene espacios dedicados al chismorreo y corazoneo, respete usted a quienes desean ver la Santa Misa. Habrá personas que la vean por auténtica devoción y otras a las que, gustándole acudir a la liturgia, no pueden hacerlo por impedimentos de salud. Y a Dios gracias, afortunadamente, esto no es Cuba, Venezuela, Irán o Corea del Norte para que se nos venga a imponer o a erradicar espacios, aunque yo sé que usted, como buen podemita que es, habrá aplaudido con las orejas la desnortada petición de Pablo Iglesias.
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