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Desde mi escaño

Mal vamos si seguimos con la pregunta del café

El presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, se enfrenta dentro de unas horas al tribunal popular de 'Tengo una pregunta para usted', un invento pergeñado por TNS Demoscopia para Televisión Española y que cuenta con la asistencia de 100 espectadores que cuestionarán al mandatario sobre los más diversos aspectos de la actualidad nacional. Consta que el jefe del Ejecutivo ha estado preparando a conciencia su segunda presencia en este foro, aunque esperamos que no se centre el show en preguntas como la del café, que de eso hace ya dos años y encima seguro que en muchos sitios ya no cuesta los famosos 80 céntimos.

De todas maneras, el formato no es el más adecuado, sobre todo porque en dos horas de reloj no da tiempo a formular 100 cuestiones. Las matemáticas no engañan y entre cuestión y respuesta sólo podría transcurrir un máximo de un minuto y 20 segundos y muchas veces el improvisado preguntador querrá lucirse ante sus familiares y amigos que estarán víéndole a través de la pequeña pantalla y seguro que consume más del doble de este tiempo estandar. Así que, con estos parámetros, la selección de quienes empezarán a hacer las preguntas estará más que acordado.

Obviamente, de cara a disimular, se introducirá alguna pregunta más o menos compleja para Zapatero, pero formulada de forma muy genérica, donde se le dé la opción al presidente de escapar holgadamente. Desempleo, ayudas a los bancos o las hipotecas estarán a la orden del día, imagino que también la cuestión de terrorismo de ETA, lo de Gaza y la elección de Barack Obama serán los temas tipo a tratar, pero me gustaría que se le diese la oportunidad a los ciudadanos que pregunten sobre cuestiones más peliagudas, sobre medidas concretas que tiene el Gobierno para prevenir los ERES abusivos de las grandes multinacionales, cómo se puede vivir con un sueldo que apenas llega a los 600 euros o qué se piensa de las empresas que llevan meses sin pagar a los trabajadores, con la anuencia de una administración laboral que ve y consiente esta situación.

Esperemos que se profundice en esta ocasión y que no quede al final de los 120 minutos de intercambio de pregunta-respuesta todo en una anécdota del precio del café o de lo que cuesta una barra de pan. España está en una situación económica tan delicada que no es procedente quedarse en la anécdota chusca y chabacana de lo que cuesta un cortadito en el bar de la esquina.

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