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Desde mi escaño

Nadal, campeón incluso en la derrota

Nadal, campeón incluso en la derrota

Rafael Nadal, una vez más, ha vuelto a dar una lección de deportista número uno, incluso en la derrota. Esta tarde ha perdido en dos sets, y con cierta claridad, ante el suizo Roger Federer, un tenista que últimamente parecía estar bloqueado cada vez que tenía que enfrentarse al manocorí, independientemente de la superficie sobre la que estuvieran jugando. Recordemos que Nadal siempre había salido airoso en tierra, mas no así en otros suelos como la pista rápida o la hierba, algo que rompió entre julio de 2008 en Wimbledon y en los inicios de 2009 en el Open de Australia. Esta vez, sin embargo, sobre el terreno favorito y talismán del deportista español, la victoria se decantó del lado del suizo, pero más que el triunfo de éste, cabe destacar la extrema deportividad de Nadal, evitando cualquier excusa sobre el resultado obtenido en la Caja Mágica de Madrid.

Y es que parecía recurrente cuestionarle al número uno mundial sobre si el esfuerzo realizado el sábado frente a Nole Djokovic, con dos sets jugados hasta el límite, con cuatro horas de partido extenuante, donde el triunfo siempre estuvo más cerca del lado serbio, fue determinante para no poder luchar con más ahínco por la final. Lo lógico en cualquier deportista hubiera sido referirse a ese extenuante trabajo para estar en la ronda decisiva para justificar que en menos de hora y media quedase finiquitada la final a favor de Federer. Sin embargo, Nadal es de otra pasta. Sabe perfectamente que ha habido ocasiones similares en las que ha tenido una semifinal agobiante y larga, pero luego ha vencido fácil en la final y por eso todos sabíamos que iba a rechazar de plano recurrir a ese argumento, aunque sobrados motivos tenía, máxime porque su rival apenas tuvo trabajo en su duelo contra Del Potro. Recalcó que podía influir algo esas cuatro horas de encuentro, pero que sin duda esta vez el suizo fue el mejor y que por ello no había que poner peros a la victoria de su amigo y contrincante.

Desde luego, aunque a todos nos hubiera gustado ver la enésima victoria de Nadal, también hay que reconocer que es positivo para la salud de este deporte que también el número uno pueda caer, que la afición no dé por hecha ninguna victoria, que Roland Garrós, por ejemplo, no se ganará por simple inercia. Estoy convencido de que la confianza de Rafa no ha disminuido un ápice y que tampoco, por muy bueno que uno sea, puede ganar todos los torneos, que cuanto más tiempo se lleva invicto, también está más cerca la derrota. Lo bueno es que el tenis, con un calendario tan apretado, no deja lugar a lamentos de larga duración y, si hay que ver también una parte positiva en el tropiezo del tenista balear es que se ha recuperado para la causa (si es que alguna vez se había perdido) a Federer. Pero seguro que hasta que hoy no ganó el último punto, por la mente del suizo pasarían, sin duda, las últimas derrotas ante Nadal o la hazaña de éste ante Djokovic.

1 comentario

Lewis Rogers -

Más que un deportista, Nadal es un verdadero profesional dedicado por entero a su trabajo: el tenis. Quizás por ello no le cuesta reconocer sus errores y sus derrotas. A cualquier top 20 del circuito le hablas de jugar con Nadal y te responden: "Quita, quita, mejor otro que lo mismo le gano, pero es que a él". Y es que ésa es otra de las virtudes del mallorquín, jugando su rival por encima de su propio nivel, incluso le gana. Que se lo digan a Djokovic, que ha desplegado su mejor tenis y aún así pierde... y es el tercero del mundo. Con Federer es otra cosa, porque si tiene un día fino, Nadal debe tenerlo aún más. La final de Madrid se podría resumir en la famosa frase de un célebre torero: "Una mala tarde la tiene cualquiera", hasta el número uno del mundo.