Blogia
Desde mi escaño

Una tragedia evitable

Una tragedia evitable

¿Pudo haberse evitado la tragedia acaecida en la playa de Los Gigantes, en el municipio tinerfeño de Santiago del Teide? La respuesta es que sí, pero que si pasó lo que pasó fue, lamentablemente, por esa necedad que caracteriza a algunas personas, capaces de saltarse las normas y los cartelitos de prohibición. Porque sí, sé que puede sonar duro, que seguramente estas dos mujeres no tienen culpa de nada, pero no menos cierto es que esa parte de la playa estaba acotada y fueron muchos los bañistas que en las semanas previas se saltaban el precinto que había colocado el Ayuntamiento sureño. El testimonio del socorrista de la zona fue bastante contundente, que nadie hacía caso a esa señal y en más de una ocasión tenía que recordárselo a aquellos que osaban a traspasar el límite. Unos hacían caso y otros, desgraciadamente, se tomaban el aviso como algo excesivo. No veían venir el peligro...hasta que sobrevino la catástrofe, obviamente.

Ahora, evidentemente, se empezarán a pedir responsabilidades al Consistorio presidido por Juan Damián Gorrín, que si se tendrían que haber adoptado medidas más restrictivas, que si colocar unas cintas o unas balizas no era elemento disuasorio suficiente, etcétera, etcétera. Sí, claro que podían haberse tomado medidas más contundentes, cerrar en su totalidad la playa, pero entonces se hubiese hablado de que el edil se cargó los negocios de los locales anexos a esta instalación. Por tanto, en buena lógica, se apostó por la solución más razonable, que no era otra que establecer el consiguiente perímetro de seguridad. Poco más se podía hacer en esa zona, dado la accidentada de la misma. Quienes hemos estado en esa playa, aún nos sorprendemos como la geología puede llegar a ser tan caprichosa y tan cruel al mismo tiempo.

Por eso, aunque suene bastante duro por mi parte, no creo que sea lícito reclamarle daños al Ayuntamiento de Santiago del Teide. Las medidas tomadas para prevenir esta desgracia estuvieron ahí, pero de verdad, reitero, los españoles tenemos, por regla general, la santa manía de desobedecer las indicaciones más simples. Simplemente, aplicando el sentido común, la desgracia sufrida en este coqueto municipio del sur de Tenerife se hubiera podido evitar. Empero, como decía el genial José María García, posiblemente el sentido común sea el menos común de los sentidos. Por eso, hoy tenemos que estar sufriendo la pérdida de dos vidas. Esperemos, al menos, que esto nos sirva a todos de lección.

1 comentario

Máximo Medina -

Un alto ejecutivo de una compañía de seguros dijo en una ocasión. todos los accidentes son evitables. Asimismo, añadió que muchas veces no se toman todas las medidas necesarias como para que esos accidentes no ocurran y quizás ahí fue donde se equivocó, porque los incidentes tienen lugar porque, simplemente, son posibles. En nuestra mano está, no obstante, utilizar el sentido común y eliminar los riesgos, pero a veces ni así se puede soslayar una tragedia. Los accidentes son habituales en la naturaleza y si no se puedieron evitar, aprendemos de nuestros errores. Es la única conclusión lógica que se puede sacar cuando hay vidas humanas de por medio, aunque sin olvidar las responsabilidades que alguien, no indico quien, haya podido tener. Tras un tsunami, un terromoto o cualquier otro incidente natural, rápidamente se toman medidas para que dañen lo menos posible. Éste, quizás sea un caso más
para no olvidar que el pasado sirve para aprender. Aunque sea de una forma dura y salvaje.