Blogia
Desde mi escaño

Los sindivagos españoles

Los sindivagos españoles

¡Qué alegría, qué alboroto, que en Francia a Sarkozy le están haciendo una huelga las plataformas sindicales! Este es el alborozo que mantienen en España los miembros del Gobierno de ídem y expresado por el portavoz parlamentario de los socialistas en el Congreso, el señor José Antonio Alonso, que asegura que es normal que los galos monten una jornada de paro porque, entre otras perlas, se trata de un Ejecutivo de derechas (y claro, de todos es sabido que los sindicatos siempre han simpatizado con la izquierda, al menos mientras le abonen religiosamente las subvenciones anuales).

Lo que Alonso se calla sospechosamente es que en el vecino país del norte la tasa de desempleo es la mitad que la nuestra. Allí sólo se sufre poco más de un paro del 7%, mientras que en España estamos tocando con las dos manos el 14%, un 13,9% para ser exactos, y ni que decir tiene cuáles son las previsiones realizadas por la Unión Europea para 2009 y 2010. Un panorama pavoroso.

Y con este panorama, ¿qué hacen nuestros 'sindivagos? (digo sindicatos)? Pues nada, pero absolutamente nada. Aquí no hay movilizaciones, no hay, tan siquiera, veladas amenazas de intentar una mínima manifestación, medida que, por otro lado, parece que van a tomar varios ciudadanos a mediados de febrero en varias ciudades españolas. Los señores Méndez y Lara, UGT y CCOO, respectivamente, disfrutan de un status que jamás hubieran soñado. Viajan como señores, visten como el Príncipe de Gales y siempre tienen mesa reservada en los restaurantes más exclusivos. Con esas prebendas, ¿ustedes creen que se van a matar por defender los derechos de los trabajadores? De eso nada.

Otra cosa diferente sería si en España gobernase la derecha. Entonces, con una situación de destrucción de puestos de trabajo como la que vivimos ahora, sí que tendríamos a las dos principales centrales sindicales dando la barrila a todas horas. No obstante, los señores Zapatero, Solbes y Corbacho harían bien en no confiarse. Desde el momento en que dejen de pagarle los whiskitos, los hoteles y los viajes a los máximos representantes de los sindivagos UGT y CCOO, éstos les montan una huelga como la del 14 de diciembre de 1988, fecha histórica y que supuso el principio del fin de la tranquilidad por la que navegaba el entonces presidente Felipe González.

1 comentario

Iván -

¿Pero cómo cree usted que Méndez y Toxo van a velar por los intereses de los trabajadores si los sindicatos son los primeros que fomentan el escaqueo laboral? Menuda verguenza