Chávez, ese gran tirano
Los hermanos Fidel y Raúl Castro deben de estar hondamente preocupados porque su cetro de dictadorzuelos del Caribe pueden perderlo dentro de poco tiempo. Su alumno más aventajado en estas lides de pasarse los derechos humanos por el arco del triunfo, Hugo Chávez, a la sazón presidente de la pomposa República Bolivariana de Venezuela, está dispuesto a perpetrar este domingo un golpe de estado avalado desde las urnas. Lo cierto es que se lleva a referéndum una propuesta que, de salir adelante, permitirá a este tiranosaurio permanecer en el Palacio de Miraflores todo el tiempo que le venga en gana. Obviamente, como dirían los inigualables Cruz y Raya, respetos al máximo lo que elija el pueblo, pero el problema, añado yo, no es lo que decidan los ciudadanos, sino los sistemas más o menos delictivos que usan el personaje y sus sicarios para que salga el resultado que les conviene.
No obstante, el gorila rojo no debe estar muy seguro de que la consulta le sea favorable y, lo primero que ha hecho, es expulsar al eurodiputado del Partido Popular Luis Herrero quien, en calidad de observador internacional, había acudido para el seguimiento de la jornada electoral y comprobar in situ que todo iba transcurriendo por los cauces de la normalidad. Sin embargo, Chávez ha actuado como un portero de discoteca y ha expulsado al político del país en el primer avión que saliera del país, concretamente a Sao Paulo. Los motivos, sencillos, que ha criticado el funcionamiento 'democrático' del país. Vamos, todo un ejemplo de transparencia frente a la comunidad internacional y, de paso, advertir al resto de emisarios que se abstengan de efectuar la más mínima reclamación o, igual, corren la misma o peor suerte que el señor Herrero.
La verdad, y a mí me importa cuatro pimientos, es que el gorila rojo muestra una enfermiza aversión hacia todo aquel que ponga en tela de juicio su gestión y, lo primero que suele hacer, es expulsar de Venezuela a quienes se atrevan a tamaña felonía. Incluso, también trata de negarles la entrada a quienes le hayan puesto de vuelta y media mucho antes de pisar territorio bolivariano. Pues mire, por mí me pueden denegar la entrada en naciones como la suya. Mientras existan dictadores como usted, tengo un amplio abanico de lugares por conocer. En fin, esperemos que se le atragante su referéndum y que el pueblo venezolano le acabe dando a usted una patada (ficticia, claro está) en salva sea la parte. Y parodiando al Rey, ¿por qué no se marcha?
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Lewis Rogers -