El Vía Crucis de Solbes
El presidente del desgobierno de España, Zapinocho-ZParo, va a tener que hacer una visita urgente al Vaticano y hablar con el Papa Benedicto XVI para ver de qué manera se puede canonizar a su ministro de Economía, Pedro Solbes, alias míster dormilina. Lo de este hombre con las cuentas es de traca. Cada dos meses (y creo que exagero) se ve forzado a cambiar sus previsiones. Resulta que en febrero de 2008, es decir, hace justo un año, en el debate que mantuvo con Manuel Pizarro, sostenía el titular de la cartera económica y candidato a repetir en ella que no había que ser pesimista con el panorama que se avecinaba. De hecho, tampoco hay que irse muy lejos para recordar la sentencia de Zapatero, que quienes criticaban la economía española eran antipatriotas y que los del PP no eran más que profetas de la catástrofe.
Sin embargo, después de las elecciones, con una victoria más o menos holgada de los socialistas, empezaron los problemas. Los famosos 400 euros del ala (yo sólo he visto la mitad, dicho sea de paso) supusieron el primer quebradero de cabeza de Solbes, que ya vio en mayo que eso iba a suponer un desajuste en los cálculos presupuestarios. Y luego, ya metidos en otoño, empezaron a vendernos la burra de que los primeros meses de 2009 serían terroríficos, pero que en el segundo semestre íbamos a ir como un tiro y este país saldría de la crisis. Ya en diciembre, ese optimismo se fue diluyendo como un azucarillo en un vaso de agua y se posponía la recuperación al 2010. Y, hete aquí, que a falta prácticamente de un año, salió míster dormilina a anunciarnos lacónicamente que, seguramente, tampoco tendremos recuperación el próximo ejercicio porque han aparecido una serie de factores que impiden hace previsiones en clave positiva.
Pero, independientemente del desaguidado económico al que nos han conducido los señores Solbes y Zapatero, no me digan que no es para que canonicen al ministro de Economía. Hay que tener un valor a prueba de bombas para no haberse tirado por un puente o ahorcarse del palo mayor con tantos cambios en tan pocos meses. Oigan, que es que en menos de un año ha habido que rehacer las previsiones varias veces y aquí nadie dimite. Perdón, el presidente es quien no deja el cargo, pero tampoco permite que el resto lo haga. Estoy plenamente convencido de que su titular de Economía hace tiempo que hubiese querido dejar el cargo, pero entonces ZP no tendría escudo de defensa. Por esta razón, Benedicto, canoniza ya a este hombre, que al final se va a morir de tanto ansiolítico que tiene que mandarse cada vez que va al Congreso y tiene que modificar los número. Lo dicho, un auténtico Vía Crucis.
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Lewis Rogers -