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Desde mi escaño

Vascongadas, un difícil encaje de bolillos

Vascongadas, un difícil encaje de bolillos

El líder de los socialistas vascos, el ínclito Francisco López, Patxi para los amigos, se ha quitado definitivamente la careta y ha demostrado ante la opinión pública que su obsesión única es la de gobernar en las Vascongadas al precio que sea, aunque no haya ganado las elecciones. El camarada López considera que el PNV no puede perpetuarse en el poder por los siglos de los siglos y que hace falta un cambio en el Ejecutivo. Sí, por supuesto, añado yo, pero, por el momento, la voluntad del pueblo ha sido la de darle la mayoría simple a los nacionalistas. Otra cosa distinta es que aunemos y juntemos las voluntades llamadas constitucionalistas. Entonces, sí que se produce una mayoría absoluta, pero la aritmética política poco o nada tiene que ver con la matemática. En la primera hay que hacer muchos más encajes de bolillos y tragarse demasiados sapos.

Como señalé en un artículo anterior, quien tiene la llave de la gobernabilidad en la Comunidad Autónoma Vasca es el Partido Popular, dado que descarto, inicialmente, una alianza entre el PNV y el PSOE, puesto que ha quedado demostrado que ambos líderes ambicionan ser los jefes del Gobierno regional y no creo que funcione una fórmula de time-sharing, dos años Ibarretxe y los otros dos el señor López. Los egos son tan enormes que esta opción ni se contempla. Por tanto, la posibilidad más lógica es la de un acuerdo entre socialistas y populares, pero con una serie de condiciones irrenunciables por parte de los primeros, entre las que estarían el dar por cerrada y enterrada cualquier negociación con los etarras, la salida inmediata de las corporaciones de las marcas políticas de ETA (al menos donde PP y PSOE sumasen apoyos suficientes para desalojar a esos hijos de mala madre).

El problema principal para que esta alianza se diese por consumada radica en el Congreso de los Diputados. Zapatero requiere del apoyo del PNV para sacar adelante determinadas leyes y sabe plenamente que si da el visto bueno a López para que firme con Basagoiti el pacto de legislatura autonómica, los nacionalistas vascos van a tumbarle en el hemiciclo cualquier propuesta. Hay quien dice que, en ese caso, los partidos minoritarios de izquierda estarían dispuestos a echarle una mano al PSOE. Sin embargo, ZP teme que ese apoyo incondicional suponga tener que desembolsar más dinero y no están las cuentas como para más dispendios y menos aun la salud de Pedro Solbes, al que le debe dar un patatús cada vez que su jefe le da por entablar acuerdos políticos. Normalmente, acaban siendo de poca política y sí mucha pasta gansa.

La verdad es que sería deseable que imperase la coherencia y se pudiese ofrecer ese cambio de rumbo en el Gobierno vasco, al igual que ha sucedido en otras autonomías. Pero hay que dejar bien claro un aspecto. El PSOE siempre ha hablado de que hay que respetar la lista más votada. Si a eso vamos, el único sitio donde se puede sentir perjudicado es en Canarias. De resto, podemos poner múltiples ejemplos donde los socialistas quedaron segundos y acabaron gobernando, Galicia, Baleares, Madrid y un sinfín de ayuntamientos en toda España. Que estamos ante una oportunidad histórica, indudable, pero que entonces también hay que ser conscientes de que ciertas acciones conllevan el ir en contra de lo que se ha cacareado con tanta vehemencia.

1 comentario

Máximo Medina -

El País Vasco se encuentra en la misma encrucijada de siempre: ningún partido consigue mayoría suficiente para gobernar. Se ha oído de todo, incluso de un pacto PSE-PP para la investidura y un pacto posterior con otro partido para gobernar. El PNV dejará de ser el PRI vasco y con otros partidos en el machito es posible que se descubran muchas 'cosas raras'... o puede que no. El acuerdo constitucionalista parece lo más lógico, pero la política adolece justamente de eso. El poder cambia a todo el mundo, incluso a un nadie que quiere ser alguien, Zapatero al margen.