Titsa, ¿servicio público y económico?
Titsa, esa compañía de guaguas que las administraciones, regional o insular, se han dedicado a maltratar y a que cada vez ofrezca un servicio más pésimo, incrementará el precio en su servicio capitalino después de que CC y PP apoyasen en el pleno del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife una subida de cinco céntimos en el viaje pagado con bono (de 60 a 65 céntimos) y de diez en el caso de abonarse en metálico, del eurito, al 1.10. Sí, alguien podrá argumentar que no se trata de un salto importante, sobre todo quien no usa el transporte público con frecuencia, pero está claro que el aumento está muy por encima de la subida del salario del que disfrutan muchos trabajadores cuando empieza el año. A nadie le suben el 9-10% por la cara. Normalmente, procuran que se quede en lo que marque el IPC, por debajo o, incluso, la nómina sufre una congelación propia de un riguroso mes de enero de la sierra turolense.
Pero a lo que iba. Me hace gracia y me causa hilaridad escuchar declaraciones como las del concejal nacionalista Norberto Plasencia quien, ante las críticas vertidas por esta subida abusiva, se indigna y pregunta que qué es lo que quiere la gente, que si buscan la 'muerte' de Titsa y no sé que otras zarandajas más. Pues mire usted, señor Plasencia. Aquí nadie quiere la desaparición o la ruina de esa empresa, pero sí que tendrían que salir a explicar, usted no, pero sí sus compañeros en el Cabildo, cuales fueron las razones que les llevaron a apostar ciegamente por el tranvía y, de paso, arrinconar la guagua. Se ha demostrado por activa y por pasiva que la construcción del mini carril bus que hay justo a la entrada de Santa Cruz ha supuesto un ahorro evidente de tiempo, razón por la cual ahora está siendo ampliado. El problema principal es que una misma corporación, en este caso la cabildicia, no puede hacerse la competencia asimisma porque al final sólo puede entrar en pérdidas. El tranvía, por varias razones, ha sido un éxito, pero eso ha supuesto un decaimiento de Titsa porque tampoco se ha sabido adaptar a la nueva realidad.
El otro día lo expresaba perfectamente una lectora en una carta al director. De Ofra al Intercambiador dispone de dos opciones, la línea 908, con coste de 60 céntimos o el tranvía, con un gasto de 95, en ambos casos siempre pagando con bono. Pues bien, la señora en cuestión decía que, a pesar de tener que abonar 35 céntimos de más, era preferible el tranvía por varios motivos, sobre todo por la frecuencia de paso y porque tenía que sufrir menos atascos. De hecho, en cuestión de 12-15 minutos se plataba abajo, mientras que en la guagua, con un poco de mala suerte, podía llegar en algo más de media hora. Esta reflexión, unido al párrafo anterior, da a entender claramente que desde el Cabildo se tenía que haber apostado de manera directa por los carriles bus y, en todo caso, haber ido trabajando en los famosos trenes del Norte y del Sur. Seguro que, de esta manera, no habría que haber tocado las tarifas de Titsa, sobre todo en época de crisis y, de paso, habilitar verdaderos descuentos para aquellos colectivos que así lo requieren.
Pero, evidentemente, ya que tenemos el tranvía y en breve se pondrá en marcha la segunda línea, los prebostes de Titsa deben analizar bien la situación y proceder al recorte de líneas totalmente estériles. Menos quitar frecuencias con los caseríos de Anaga (¡a ver cuando la 247, la que va a Chamorga, se coloca también para domingos y festivos!) y ver cuál es la rentabilidad que tiene, por ejemplo, la 230, una guagua que, en el mejor de los casos, ha ido tan llena como una conferencia de Pedro Solbes en un instituto. Es decir, cuatro gatos y el conferenciante, digo el conductor.
1 comentario
Máximo Medina -