Oltra y la coherencia
El entrenador del CD Tenerife, José Luis Oltra, demostró el pasado domingo, tras el partido frente al Córdoba (2-0), que no sólo tiene sapiencia futbolística, sino también una coherencia digna de encomio. Lo fácil, lo sencillo hubiera sido salir a la rueda de prensa con el orgullo por bandera, con la euforia de ocupar, después de muchos años, una posición tan envidiable en la tabla clasificatoria a estas alturas de campeonato, a doce jornadas para la conclusión de la temporada. Pero no, el preparador levantino optó por un discurso que hay que elogiar, el de la prudencia, el de no creerse los reyes del mambo. Sí, está muy bien lo de ser líderes para las tertulias del lunes en la cafetería viendo los diferentes rotativos, matarse de gusto observando una y otra vez el teletexto donde se ve al CD Tenerife en lo alto de la tabla, pero la euforia no puede pasar de ahí. No se ha hecho nada, como bien dice Oltra, porque lo verdaderamente importante viene a partir de ahora (Rayo Vallecano, Real Sociedad, Zaragoza y Hércules, todos estos fuera del Heliodoro, amén del Xerez y Castellón en casa y, por supuesto, el siempre impredecible derbi ante la UD Las Palmas).
De hecho, las palabras del técnico blanquiazul son avaladas y reafirmadas por un ex entrenador de los tinerfeños, Pepe Mel, a la sazón inquilino del banquillo vallecano, próximo rival de los isleños. Señalaba el pasado domingo el preparador madrileño a los micrófonos de la Cadena Cope, en conversación también con el míster tinerfeñista, que la Segunda División sólo tiene dos objetivos, o la permanencia o el ascenso, de resto no queda más por celebrar. En el caso del Rayo Vallecano, convenía que el reto inicial era la permanencia pero, que una vez lograda, ahora había que seguir sumando puntos para alcanzar la nueva meta, la del salto a la Primera, que es lo que lleva persiguiendo el Tenerife desde hace muchos años y que parece que esta vez es factible consumar, aunque la lucha, qué duda cabe, va a ser espectacular, sobre todo por la presencia de dos históricos y grandes como la Real Sociedad y el Zaragoza que, pese a no estar en puestos de ascenso, prácticamente los tienen a tiro de piedra (y quedan 36 puntos en litigio, no lo olvidemos).
La categoría de plata es, a juicio de todos los expertos, una categoría donde ya no es tan sencillo escapar como antaño, tengas los apellidos que tengas. En las últimas campañas hemos observado como han caído a la misma formaciones de la talla del Atlético de Madrid, Sevilla, Betis, Celta, Real Sociedad o Zaragoza. Salvo alguna excepción, muchas de éstas han tenido que invertir más de un año para poder salir del infierno. Ahí tienen los ejemplos de otros clubes, ahora en Primera, que también han pasado las de Caín para salir de Segunda, Osasuna o Valladolid. De hecho, se corría el peligro de quedarse perpetuado en la misma o, peor aún, irse al pozo de la Segunda B. Oviedo y Cádiz son buenos ejemplos, sobre todo en el caso del primero, que acabó cayendo al abismo de Tercera. Es una división donde hay una pléyade de equipos sin presupuesto y sin plantilla para las grandes empresas deportivas, léase el ascenso, pero que se agarran como lapas a la permanencia. Eíbar o en su momento el Leganés fueron exponentes de ese espíritu de supervivencia, con más de una década agarrados al clavo ardiendo de la salvación.
Por eso, resulta vital que el Tenerife prosiga en la misma línea de humildad y de no creerse nada. Posiblemente, el primer y único momento de 'soberbia' futbolístico lo tuvo hace algunas semanas frente al Alicante, cuando yendo 0-2 empezó a recrearse y gustarse en exceso. Cuando quiso darse cuenta del error, habían volado dos puntos y, de milagro, no perdió el que finalmente consiguió traerse de vuelta a la isla. Y es que eso es la Segunda División, seis o siete equipos que tienen posibilidades reales de luchar por el ascenso, algún invitado inesperado, caso del Rayo Vallecano, que por plantilla y presupuesto luchaba por metas más modestas y el resto, una legión de 10/12 conjuntos que sólo optan a evitar el descenso y que, según va finalizando la temporada, son capaces de darle un disgusto al más pintado. De ahí que Oltra, con buen criterio, mantenga la cabeza fría.
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Lewis Rogers -
Jesús Pérez -