El Gobierno del maquillaje
El Gobierno de José Luis Rodríguez Zparo ha procedido a una operación-remodelación de su gabinete con un cambio basado en el maquillaje. Sigue latiendo el mismo espíritu de inoperancia, pero se ha tratado de darle una capa de disimulo, a ver si cuela, y, de paso, se ha buscado también un tratamiento anti-edad, porque una parte sustancial de los ministros que componen el equipo de ZPinocho pertenecían al grupo que trabajó hace casi tres lustros a las órdenes del señor X, es decir Felipe González Márquez.
Para empezar, Zetapé ha rescatado de Andalucía a Manuel Chaves para que ejerza de tercer vicepresidente (¿había necesidad de ello, de crear esa tercera escala?) y que se pelee al mismo tiempo con los presidentes autonómicos por la financiación territorial, donde supongo que también tendrá que decir algo la flamante segunda vicepresidenta y ministra de Economía y Hacienda, la sargento Salgado. Lo cierto es que los méritos del ya ex presidente andaluz son haber dejado su región con más de un millón de desempleados, a la cola de las comunidades autónomas en materia educativa y, de paso, recordar que fue al compañero Chaves al que le montaron la primera huelga general de la democracia, la del 14 de diciembre de 1988, fecha en la que ocupaba la cartera de Trabajo. Vamos, que menos mal que no le han dado esa cartera, porque conociendo las artes provocadoreas de ZP...
Para maquillaje, el de Pepiño Blanco, el increíble nuevo ministro de Fomento. ¿Ustedes se han dado cuenta del milagro que puede hacer el tener un cargo con cartera, sobre todo con las perras que deben manejerse en ese área de las infraestructuras y el transporte? Quien haya podido contrastar las fotos de hace diez días con las de hoy mismo, por ejemplo, no tienen nada que ver. El refinamiento ha sido espectacular, aunque los expertos en la materia afirman que el botox (con B, el otro es con V y sin X, que es el que más les gusta a los políticos) es el culpable de tan radical cambio. De todas maneras, por mucho que la mona se vista de seda no veo yo al señor Blanco hablando abiertamente de pilones, túneles, catenarias y medianas, sobre todo porque ni siquiera fue capaz de pasar del primer curso de Derecho...y aún así ha conseguido enderezar su trayectoria profesional...para que luego digan que tener estudios es vital. Nada, hombre, es cuestión de tener carnet del PSOE y subir como la espuma.
Pero para maquillaje del bueno, el que viene debajo del brazo de la nueva ministra de Cultura (¿y Cine?), la señora Ángeles González-Sinde, conocida miembro (o miembra) del sindicato de la ceja, esa plataforma de apoyo a ZParo siempre y cuando desde Moncloa se estirasen con las subvenciones a los bodrios de películas realizados por el 98% de los directores españoles. El caso es que de maquillaje, supongo, la ínclita Sinde sabrá bastante, puesto que procede de la presidencia de la Academia del Cine. Por lo pronto, los que están que no paran de dar saltos de alegría son los artistas, especialmente el clan de los Bardem, cuya matriarca, Pilar, Pilarín, estuvo presente en la toma de posesión de su cargo. No descarten que le acaben dando alguna responsabilidad ministerial, alguna especie de secretaría de Estado o similar. De resto, no esperen nada más los amantes de la Cultura en España. Si los titiriteros habían sido frenados en parte por César Antonio Molina, aunque ZP les daba prebendas por detrás, ahora ya no hay que disimular. Convertiremos el cine patrio en un reducto de rumiantes de las Sinde-Subvenciones, que es el la fuente de mayores ingresos de los directores y artistas pegatineros, incapaces ya no de superar, sino tan siquiera igualar el dinero que perciben de las ayudas estatales con el que recaudan de las salas. ¿Y cree que cercenando las descargas vamos a ir a ver sus ’Mentiras y gordas’? Pero, por favor, si es que ni regalado va la gente a ver esos bodrios incomestibles. Por mucho maquillaje que le pongan, oiga usted
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Máximo Medina -
Enrique Fernández Pérez -