La pildorita de la irresponsabilidad
La ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, anunció ayer que la llamada píldora del día después se venderá en farmacias, sin receta médica y a mujeres sin limitación de edad. Jiménez, que ha dicho que la medida será efectiva dentro de tres meses, ha enmarcado la iniciativa dentro de la estrategia de salud sexual y reproductiva que prepara junto con el Ministerio de Igualdad con el objeto de "evitar embarazos no deseados" y reducir los abortos."Una vez que se autorice la venta de este medicamento, existe la obligación de las farmacias de tenerlo disponible", manifestó Jiménez. La ministra de Sanidad insistió en que el Gobierno no quiere que sea "un método anticonceptivo más", pero que sí que pretende facilitar el acceso a esta píldora para "situaciones de emergencia". En cualquier caso, negó que se trate de un "método abortivo".
Esta es la noticia tal cual la han reproducido los principales medios informativos. Ahora, después de la exposición objetiva de los hechos cabe preguntarse lo siguiente: ¿quiénes mandan en esos ministerios? ¿dos mujeres con la suficiente preparación o que han sido puestas a dedo por obedecer ciegamente a su jefe político? ¿son conscientes de lo que están haciendo? ¿aún no se habrán percatado del mal que le van a hacer a la juventud? Las respuestas a estas cuestiones no tienen demasiada complicación. En todas ellas reluce, como el oro, la imprudencia de unas ministras que han sido colocadas ahí por cuota, por carné y por lo que ustedes quieran. Una vez más demuestran que les importa una higa lo que hagan o dejen de hacer los jóvenes en materia de sexo.
Si no fuera porque su medida responde a una indecencia de marca mayor, sería para tomárselo a chirigota. Para empezar, después de la famosa propuesta de ampliación del aborto, la señora Jiménez, junto a la semehAidolacabeza, presenta un consumo sin límites de edad ni prescripción médica de la píldora del día después y encima subraya que ello conllevará un descenso del número de abortos. Claro que sí, desde luego ya no habrá necesidad de ello, ni que las niñas de 16 años tengan que engañar a los padres cuando tengan que acudir a una clínica de esas antivida. Ahora bastará con marcharse a una farmacia distinta a la que vaya su familia para pedir una pastillita de esas y, encima, en el establecimiento no se la podrán negar.
Además, ¿se han fijado ustedes en un aspecto realmente increíble de nuestra sanidad? Un domingo o un festivo, Dios no lo quiera, a usted le duele la garganta y precisa urgentemente tomarse un medicamento, pongamos el Britapén, muy efectivo para solventar esa molestia. Pues no se moleste en ir a la farmacia, porque no se lo despacharán sin receta. Es gracioso, nos llenan la cabeza de mensajes para que seamos responsables, que no nos automediquemos, que no juguemos con nuestra salud, pero en cambio, si mi hipotética hija (porque no la tengo, obviamente) o la del vecino se han pasado una noche living la vida loca entonces no habrá problema en que le den la dichosa píldora, sin necesidad de explicaciones. Lástima que las madres de estas ministras no tuvieron al alcance medios tan ideales, así nos habríamos ahorrado el sufrir a políticas de tres al cuarto, que sólo están ahí de pegote, sin la menor idea de lo que tienen entre manos.
3 comentarios
Prepulsid -
Mari Ano Rajoy -
¿Hay que comprar con recato la pildorita? ¿También los condones, que para eso los desaconseja el Papa?
Lo mejor sigue siendo la abstinencia, ¿no?
Darwin se equivocó: algunos se quedaron een el mono.
Máximo Medina -