Jugar con el ocio de los santacruceros
Santa Cruz de Tenerife sufre un problema de primera magnitud en lo que se refiere a la industria del ocio y del turismo. Una vez más, por la escasa habilidad de los políticos, unida a un supuesto uso ilícito de las instalaciones del Parque Marítimo por parte del empresario que lo está regentando, los ciudadanos y visitantes de la capital tinerfeña se van a quedar durante el próximo período vacacional sin poder disfrutar de este espacio de entretenimiento, una alternativa (aunque de pago) a la escasez de lugares de baño en la costa capitalina (y mejor no hablar de lo que pasa en Las Teresitas, que eso se llevaría unos cuantos artículos y muchas horas de reflexión). De hecho, los usuarios habituales de este recinto ya se quedaron compuestos y sin remojón la pasada Semana Santa, cuando una huelga hizo que las puertas se cerrasen, medida que se ha mantenido hasta la fecha de hoy.
El intringulis de la cuestión se centra, al parecer, en las fiestas que realizaba sin permiso el empresario Luis Gil, que es quien tiene la concesión del Parque Marítimo, pero no para organizar, precisamente, esta clase de eventos. Cierto es que ha habido quejas sobre horarios reducidos o parte de las instalaciones que se quedaban acotadas en función de determinados acontecimientos, pero una cosa es darle el alto y otra muy distinta que el Ayuntamiento sea incapaz de desbloquear este conflicto y que un señor mantenga a toda una ciudad sin poder disfrutar de una zona agradable y donde eran muchas las familias que invertían bastantes horas en verano en ese recinto. Me da la sensación de que intervienen las instituciones, sea el Consistorio o el Cabildo, y tratan de solucionar el entuerto, o al final acabaremos viendo como un atractivo turístico para la ciudad se acaba perdiendo, al igual que sucedió con los paseos por dentro del puerto santacrucero, donde paseantes y pescadores disponían de un lugar de ensueño para disfrutar de un rato frente al mar. Pero llegó la Autoridad Portuaria y mandó a acotar todo aquello y ya nos quedamos sin paseo y sin pesca de caña.
Veremos a ver al final en que acaba este conflicto, si las partes en discordia optan por llegar a ese consenso, pero mucho me temo que las posturas están muy enrocadas, aunque comprendo perfectamente los motivos de cada uno. Por un lado, el Ayuntamiento, que ha podido verse traicionado en su buena fe al dejar hacer a este empresario y darse cuenta de que se había tomado unas atribuciones que no le correspondían. Por el otro lado, el emprendedor, que arriesga su dinero y que tiene a una serie de empleados a los que debe abonar religiosamente su nómina. Con un invierno especialmente duro este año, con menos horas de sol y muchas menos aún de calor, es normal que se busquen alternativas para mantener los ingresos que cubran, cuando menos, los gastos. Que quizá tuvo que poner el tema en conocimiento de la Corporación, seguramente, pero entre unos y otros deben ceder y llegar a un acuerdo porque, entre otras razones, si nos ponemos burros podemos sacar la Ley de Costas e igual esa ocupación de terreno en primera línea de litoral no es tan limpia como se pudiera presuponer.
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Pepillo -
Lewis Rogers -
Mari Ano Rajoy -