La gran fiesta blanquiazul
El CD Tenerife afronta este sábado en tierras gerundenses un encuentro decisivo para sellar su pasaporte a la Primera División. Las huestes de José Luis Oltra, tras el baño que le dieron al Xerez el pasado domingo, jugando casi 65 minutos con un hombre menos por la absurda expulsión de Ricardo, se miden a un conjunto que ya hizo sus deberes con la consecución de la permanencia, pero que a buen seguro pretenderá darle una alegría a sus aficionados en el cierre de la campaña como local y, de paso, igual cobrar alguna suculenta ayuda procedente de tierras alicantinas. Desde luego, todo es posible, pero las ansias de ascenso de los blanquiazules pueden, ahora mismo, con todo el oro del mundo que pudiera venir de las minas herculanas. La fiesta, en Gerona y sobre todo en Tenerife, está más que preparada y sólo falta ese punto para descorchar a las 19.15 horas el cava de las celebraciones.
Supongo que Cabildo y Ayuntamiento ya tienen previsto que los aficionados saldrán a la calle a celebrar el pase a Primera hasta altas horas de la noche, pero también sería deseable que se reuniera a los seguidores en torno a grandes pantallas (parece que hay una prevista en el entorno de la plaza de España). En eso, todo hay que decirlo, siento mucha envidia sana de lo que hizo Cuatro en la Plaza de Colón con motivo de la Eurocopa. Aquí, a nivel más local, la Sociedad de Desarrollo montó un chiringuito más o menos potable en la Plaza del Príncipe para seguir el mismo evento y muchos fueron los que apostaron por darse cita en este enclave chicharrero. Tiempo hay de sobra para montar ahora una historia similar y que la fiesta no tenga que comenzar pasadas las siete y cuarto, sino que todo el sábado se vista Santa Cruz de blanquiazul, engalanando las principales calles, concitando a los aficionados en los grandes foros y que luego, todos en masa, a bajar a la plaza de España y disfrutar, sin miedo a multas, del merecido baño del ascenso.
Esperemos que esta iniciativa sea tomada en consideración por entes públicos o privados. No todos los años se celebra un éxito de estas características y después de siete años sin el caviar de la Primera División en la isla, sinceramente, hay que disfrutar a tope. Después, que nadie se llame a engaño, ya vendrá septiembre y con él las dificultades de adaptarse a la nueva categoría. Pero eso queda para después. Ahora toca pasárselo en grande y no perder en el club la cordura que se ha aplicado en los últimos años. Sólo de esta manera, tal vez, podamos volver a gozar de un Tenerife pugnando por la zona noble y, ¿por qué no? posiblemente regresando a Europa. La reflexión siempre es la misma. Si en Villarreal, con una población que es la décima parte de la que reside en la capital tinerfeña, han accedido a la Liga de Campeones, ¿por qué no podemos pensar algo similar a un plazo de cinco/seis años? Eso sí, todo pasa por poner cimientos estables. De lo contrario, nos iremos al piso en menos que canta un gallo.
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Lewis Rogers -