Trichet y Ordóñez, los 'devoratrabajadores'
El presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet y el Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, conocido más popularmente como MAFO, siguen empeñados en su política de cargarse los cada vez más exiguos derechos del trabajador. Esta semana, ambos defendieron la necesidad de que el empresario tenga más facilidades para despedir a los empleados (¿acaso en España tiene dificultades para ello?) y que la protección por desempleo se abarate porque el sistema resulta excesivamente oneroso y, claro, no es cuestión de estar pagando ¿grandes emolumentos sociales? a unos parados porque entonces no se pondrían a buscar empleo.
Vayamos por partes, como siempre le gusta decir a mi amigo Lewis Rogers (y sus derivados), ¿acaso el señor Trichet conoce al dedillo la legislación laboral española? Supongo, creo yo, que ocupando el cargo de máximo preboste del BCE debería, por lo menos, tener ciertas nociones y, si no, que le pida datos a su homólogo español, el señor MAFO. Lo que no puede ser es que se hable por hablar y se reclame una reducción de la protección laboral del trabajador cuando en este santo país, precisamente, es uno de los más permisivos con el empresario. El Gobierno ha ido cediendo con los años a las presiones de la patronal y ahora están con la matraquilla de querer ponernos los 20 días por año trabajado. Claro, que la CEOE llegó a ir más lejos con los famosos ocho días por curso. Lo curioso del caso es que tenga que ser Rodríguez Zapatero quien tenga que salir a la palestra una y otra vez a asegurar que no se recortará ni un solo derecho a los currantes y, a todo esto, ¿dónde están metidos los sindicatos?
Lo gracioso del caso es que estos mandamases de los bancos Central Europeo y de España se llevan al mes una morterada a sus bolsillos y les trae al pairo lo que ganen unos pobrecitos empleados que, seguramente, hacen auténticas piruetas y encajes de bolillos para llegar a fin de mes. Desde un despacho, con la cuenta llena de decenas de miles de euros cada primero de mes, es muy fácil repartir responsabilidades y culpabilidades. Para ellos siempre es muy fácil satanizar al empleado y, créanme, vamos camino de trabajar por un trozo de pan y medio litro de agua. No, no es una exageración. Hemos llegado a un momento en que no nos importa sufrir recortes salariales, pero ahí radica el gran peligro, el de ceder por ceder, sin recibir siquiera la promesa de una contraprestación futura.
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Lewis Rogers -
Máximo Medina -