¿Turistas a cualquier precio?
La crisis en el turismo, no sólo en Canarias, sino a nivel de todo el territorio nacional se ha instalado de una manera brutal. Seguramente, habrá muchos lectores que considerarán que este aserto es poco menos que alarmista, que existen, ahora más que nunca, grandes ofertas para pasar una semana en Canarias por 250 euros, vuelo, estancia y media pensión, es decir, casi más barato que quedarse en casa. Sí, evidentemente son precios más que sugerentes y sugestivos que invitan a llenar todas las plazas de avión y de hotel, aunque, evidentemente, no creo que estemos buscando esto en el Archipiélago canario, ¿o tal vez sí?
Vamos a ver, ¿no llevamos años clamando desde la Consejería de Turismo por un turismo de calidad? Obviamente, Dios me perdone, si alguien sólo tiene que invertir 250 euros, lo normal es que acabe viniendo todo hijo de vecino que, teniendo todo el derecho del mundo, lo que hará a la par es espantar a esos visitantes de cierto caché, de los que están dispuestos a dejarse en las Islas una morterada de dinero. Pero, hay más, ¿saben ustedes que sucederá con esos 250 euros por persona? Muy sencillo, que a corto y medio plazo el empresario turístico tendrá que verse forzado a reducir costes, comenzando por bajar salarios, prescindir de personal e incluso comprando para el servicio de restaurante comida de peor calidad. En definitiva, podremos presumir de estadística en el número de viajeros que llegan hasta Canarias, mas no así en lo que se refiere a los ingresos que estos dejen. Entre lo que se llevan los touroperadores y demás intermediarios, aquí se van a quedar pocos, muy pocos euros.
También sé que habrá quienes piensen que este Velarde es más raro que un piojo verde al criticar estas ofertas (de hecho, a todos siempre nos enganchan los chollos), pero hay que pensar que en época de crisis, precisamente, no conviene prestarse a más recortes. Pregúntenle ustedes a cualquier camarero o recepcionista de un complejo hotelero y ya verán que 'contento' se muestra al ver como su sueldo o su propio puesto de trabajo peligra al reducirse los ingresos. Si la política de precios bajos está muy bien, pero, como todo en esta vida, también tiene truco. Pongamos que nos venden vacaciones de marca blanca al igual que el que va a un determinado súper y decide comprar la leche de la marca del establecimiento en vez de las firmas consagradas en el mercado. Sí, es leche, al igual que son vacaciones, pero el sabor y el disfrute no son los mismos.
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Máximo Medina -