Limbo jurídico-laboral
Sucede en Andalucía, pero esta información que me manda mi amigo Lewis Rogers podría datarse en cualquier punto de España. En Canarias, por ejemplo, conozco casos similares. De hecho, y sin querer convertirme en noticia, muchos de los trabajadores de La Gaceta de Canarias estamos pasando por una situación similar. Pero, a lo que iba, hay 2.430 familias andaluzas afectadas. "A uno de sus miembros, normalmente el único ingreso del hogar, les han dejado de abonar los salarios en julio de 2009, pero hasta finales de 2010 no podrán tener la vista correspondiente en un juzgado de lo social andaluz porque estos juzgados están al borde del total colapso.
Es decir, las empresas que los contrataron disponen del dinero de los salarios que les deben durante un año y medio pero estos trabajadores, que no son oficialmente despedidos, no tienen ni desempleo y sus juicios por impago de salarios tardan hasta año y medio en celebrarse. Andalucía, que tiene parados a uno de cada cuatro andaluces activos y que tiene más de 200.000 familias con todos los miembros en paro, además, debe sufrir circunstancias como esta. Lo cuenta El Correo de Andalucía.
Si a alguien le ocurre algo así, se queda sin cobrar sus salarios y además, no percibe el seguro de desempleo porque no le despiden. Sencillamente, no le pagan. En estos casos, parece ser que lo mejor es lo que despidan a uno y así, al menos, poder cobrar el seguro de desempleo e ingresar algún euro en casa. De lo contrario, puede estar sin cobrar absolutamente nada durante un año y medio porque los Juzgados de lo Social están desbordados y no se prevé que haya nuevos juzgados ni este año ni el que viene".
¿Ustedes creen que es normal que podamos estar viviendo esta situación como si nada pasase? Lo extraño, lo digo sinceramente y sin ánimos de querer saltarme la legalidad vigente, es que el índice de delitos no haya crecido exponencialmente. Bueno, sí que es cierto que han aumentado los hurtos en los supermercados, pero con el condicionante de que ya se ve menos a esas personas que sustraían los artículos llamados de lujo o capricho (perfumes, bebidas alcohólicas de alta graduación, alimentos considerados como delicatessen) y en cambio si empiezan a desaparecer de los lineales productos de primera necesidad, leche, pan, sopas, latas de conserva.
De verdad, sin pretender dar carta de naturaleza a los robos en los establecimientos, pero sí que convendrán conmigo en que una familia sin ingresos, sin la opción de poder cobrar aún el paro porque no ha salido un juicio y, por tanto, seguramente tampoco podrá reclamar la prestación de los 420 euros (otra promesa publicitaria más del gabinete ZP), al final tendrá que buscarse la vida de alguna manera. Por eso parece mentira que se den millones a espuertas para, por ejemplo, retocar aceras que no tenían ni dos años construidas y, en cambio, se niegue el pan y la sal a quienes reclaman fondos para dinamizar de una vez por todas esta Justicia que tantos quebraderos de cabeza nos da a diario.
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Máximo Medina -