¿Sólo las bolsas de plástico son contaminantes?
La ecología, qué duda cabe, es una de las asignaturas pendientes que tenemos por aprobar en pleno arranque del siglo XXI. Poco a poco empieza a surgir una conciencia entre todos los ciudadanos por preservar mejor nuestro planeta, no sólo podemos pensar en nuestro bienestar, sino en el de nuestros hijos, nietos y así sucesivamente. De acuerdo que el progreso nos ha facilitado una serie de labores, pero también es verdad que a veces no hemos jugado limpio con el entorno que nos rodea, no hemos sabido sacarle el potencial necesario a los recursos naturales que tenemos al alcance de nuestra mano. Seguramente, conjeturo yo, porque al ser gratis no le damos el valor que realmente merecen. Como todo en esta vida, hay que tratar de compaginar y combinar armoniosamente la comodidad del progreso con ese respeto al medio ambiente. Uno, no voy a cambiar ahora de acera, siempre ha sido propenso y aficionado a que mejoren y se desarrollen infraestructuras que contribuyan a hacernos la vida mejor, es decir, que estoy a favor del puerto de Granadilla o del cierre del anillo insular, pero siempre también que se consensúe la mejor opción para todos. El no por sistema o el hacer las cosas porque le sale al político de sus reales entrañas, pues como que no, vaya.
Pero vamos, mi propósito en este artículo no es el de hablar de las obras de futuras infraestructuras, sino la dura y agresiva campaña que está llevando a cabo Carrefour para anunciarnos que ya ha comenzado el desmantelamiento progresivo de las bolsas de plástico y que en Canarias, Dios mediante, tendrá lugar el próximo 15 de noviembre. Es evidente que el hipermercado pretende ofrecer una imagen ante sus clientes de una profunda conciencia y preocupación ecológica, todo perfectamente explicado, con datos científicos que demuestran el perjuicio que causa el abandono de estos recipientes que, desgraciadamente, no todo el mundo está por la labor de llevar a los contenedores amarillos para su posterior reciclaje. Sí, en este punto nos tenemos que poner un suspenso por esa dejadez y ser plenamente conscientes de que no siempre hemos sabido ver la trascendencia y la importancia de depositar estas bolsas donde debíamos.
Sin embargo, mi gran duda subyace cuando empiezo a pensar en 'las otras bolsas de plástico' que abundan en ese y otros híper y supermercados. A saber, ¿a partir del 15 de noviembre y en otras ciudades donde ya se ha adoptado esta medida, en qué nos llevaremos los macarrones o los espaguettis, el pan de molde, la bollería, los caramelos, el azúcar, la sal de a kilo, etcétera, etcétera? Vamos, si hay alguien que sea capaz de demostrarme que existe una diferencial química entre la bolsa de plástico que te entregan en línea de caja y la del envase que contiene un determinado alimento, pues nada, me callo y lo asumo, pero es que no veo yo suficiente que esa preocupación por la preservación del medio ambiente se limite sólo a la eliminación de las bolsas de papel? Y, ya que la empresa asegura que se reducirán costes millonarios, ¿eso tendrá repercusión en el precio final de nuestra compra? En fin, preguntas a las que me encantaría tener una pronta respuesta. Ya saben, con Carrefour, como decía uno de sus eslogans, es posible, incluso que te razonen que sólo se eliminan las bolsas de plástico para llevar la compra.
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Máximo Medina -