Lo dicho, ahora Las Teresitas
Los pensamientos, a veces, resultan premonitorios de lo que puede pasar poco tiempo después. Si ayer apuntaba, cierto que desde un punto de vista irónico, que igual cualquier día la autoridad competente se veía en la obligación de cerrar la playa de Las Teresitas, lo cierto es que ese mal presagio se ha convertido en una cruda realidad. Es verdad que no se ha prohibido ni restringido el acceso a la arena, pero el baño se ha prohibido, al menos, hasta mañana lunes y conocer de primera mano qué vertido tóxico ha llegado hasta la orilla y que produjo tales urticarias y sarpullidos a dos decenas de usuarios que rápidamente colapsaron el puesto de atención de la Cruz Roja. Sinceramente, es lo que ya nos faltaba para el duro, encima en un fin de semana particularmente caluroso por estos lares, a pesar de estar ya en el mes de octubre.
Desde luego, es mi modesta recomendación, le aconsejaría al Consistorio santacrucero que comience a hacerse mirar esto de Las Teresitas en algún gabinete esotérico, porque está claro que esto ya es algo que escapa a lo normal. No se puede tener tan mala suerte con este espacio de ocio y esparcimiento. Si no había bastante con todos los hipotéticos problemas judiciales que acucian a los terrenos que circundan la playa, ahora, de postre, empezamos a tener cuestiones que afectan directamente a la salud de los usuarios. Entiendo, aunque eso quedará en manos de los responsables de salud pública, que esa sustancia que ha dejado el agua como un café expreso con abundante espuma tiene que venir forzosamente de algún barco que esté fondeado no muy lejos de Las Teresitas o algún emisario que se haya roto y dejase escapar toda la porquería a esa zona de la playa.
No obstante, en materia de suciedad de nuestra costa capitalina, no nos deberíamos sorprender a estas alturas. ¿Cuántas denuncias no han llegado a los medios de comunicación sobre la presencia de vertidos desde la zona del Castillo Negro hasta María Jiménez, pasando por la playa de Valleseco? Desgraciadamente, no es la primera vez que tenemos que hacernos eco de hechos tan lamentables, lo que sucede es que en esta ocasión estamos hablando de un problema que ha derivado en un serio problema de salud. Imagínense ustedes que este hecho hubiese acaecido a media mañana, con Las Teresitas de bote en bote. Lo gracioso de todo este asunto (si es que tiene algo de cómico) es que hay por ahí algún elemento que se lamenta por las esquinas porque esta playa lleve más de una década sin recibir la bandera azul. ¿Necesita usted más pruebas?
2 comentarios
cañoncito violento -
Máximo Medina -