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Desde mi escaño

Aznar nunca hizo del aborto un derecho

Aznar nunca hizo del aborto un derecho

La progresía más radical se ha puesto de acuerdo para poner de vuelta y media al ex presidente del Gobierno de España, José María Aznar, por su presencia en la manifestación contra la reforma de la ley del aborto celebrada hace dos semana en Madrid. Varios sectores, pero con especial virulencia desde las filas socialistas, criticaron al ex mandatario por protestar ahora contra estos cambios en la ley cuando, según mantienen, durante los ocho años de Gobierno del PP se cometieron un número masivo, pero indeterminado de abortos. Sí, por supuesto, añado yo, pero es que a algunos les conviene jugar con el lenguaje y confundir a la opinión pública. Aznar, por mucho que les pese a algunos, no ha incumplido ningún precepto legal. Se limitó a cumplir escrupulosamente la ley, tal cual estaba, y, a lo sumo, trató de perseguir aquellos casos contrarios a la normativa vigente, es decir los abortos que se cometían en ciertas clínicas, pero donde tampoco era sencillo poder pillar a los facultativos con las manos en la masa, o sea, en el feto.

Lo que sucede ahora es que el Gobierno de Zapatero, con el ¿asesoramiento? de Pocoyo Aído, pretende convertir el aborto en un derecho, es decir, dar vía libre a que todas aquellas mujeres que se queden embarazadas porque sus parejas no han tomado las precauciones mínimas (ponerse el preservativo) o por olvido de las féminas de tomarse la pildorita o implantarse el famoso DIU. Ya no hablamos de los supuestos de malformación, riesgo de muerte para la embarazada o violación. No, ahora ampliamos el período varias semanas, incluso con la posibilidad de que aborten las de 16 años sin consentimiento paterno/materno o la adquisición de la pastillita mágica en las farmacias sin necesidad de receta médica. Esta es la verdadera cara de la reforma que pretende (y que parece más que probable que la saque adelante) aprobar el Ejecutivo socialista. Esa es la realidad, lo demás son ganas de marear la perdiz.

Por tanto, le guste o no a esos sectores de la izquierda y colectivos pro-abortistas, Aznar tiene todo el derecho del mundo a acudir a la manifestación en contra de esa reforma de la ley y a reclamar que se dé marcha atrás a ese proyecto. Por supuesto que nos hubiese gustado más a todos una persecución implacable y un cierre definitivo de todos aquellos centros que han practicado abortos al margen de la ley. En ese sentido, posiblemente, el PP ha estado algo blando e incluso uno de sus bastiones regionales, Madrid, ha sido bastante receloso a la hora de clausurar centros de todos conocidos, donde se practicaban abortos como churros y sin ningún tipo de miramiento a lo que marca la norma. Pero nunca jamás los conservadores han querido hacer del aborto un derecho, al igual que tampoco ninguna mujer en democracia ha ido a la cárcel por abortar fuera de esos tres supuestos que indica la legislación.

1 comentario

Máximo Medina -

No sólo Aznar, cualquiera puede asistir a una manifestación, incluso estando en contra de la consigna del acto multitudinario. Lo único que nos faltaba ya es que los socialistas nos digan quienes pueden acudir a un acto y quienes no. Algo así como una democracia a la carta. Ya lo he mencionado en diferentes ocasiones: el aborto nunca puede ser un derecho, sino una autorización. Los derechos nos los concedemos nosotros mismos para intentar mejorar la convivencia y ése no creo que sea el caso del aborto, que en muchas ocasiones es utilizado más como un profiláctico que como un problema propio de la mujer. Es un tema tan trillado que espero que todos tengamos nuestra posición muy clara: los que estén a favor que busquen la despenalización total y los que no, por su eliminación. Con ley o sin ella cada cual acabará haciendo lo que estime en conciencia. Y eso no hay normativa que lo supere. ¿De que nos sirve tener una ley si uno decide no hacerlo? Está claro que la ley sólo busca eliminar ulteriores problemas con la Justicia. El resto es una banalidad.