¿Beneficios embolsados?
Carrefour concluirá esta semana en el Archipiélago canario su campaña sobre la retirada progresiva de las bolsas de plástico. Tras muchos meses convenciendo o, al menos, tratando de convencer a los clientes sobre la necesidad de ir prescindiendo de estos envases, ahora serán los clientes los que tengan la oportunidad de comprobar en sus propias carnes si la política emprendida por la superficie gala responde a unos criterios de protección del medio ambiente o si, por el contrario, estaba buscando un beneficio más económico. Al fin y al cabo, a nadie se le oculta que estas empresas ganarán un pastón si dejan de proporcionarnos esas bolsas plásticas para llevar la compra a nuestra casa, aunque, evidentemente, hay que vender ante todo la idea de la concienciación ecológica, faltaría plus.
Sin embargo, a pesar de que el marketing ha funcionado como la seda, quien suscribe no puede dejar de poner en tela de juicio esa aparente preocupación de Carrefour por la preservación del entorno natural. Y es que en sus bolsas, las que da ahora en las cajas, se ve y se lee con meridiana claridad que el producto es 100% reciclable. Por tanto, cuestiono yo, ¿dónde están las prisas por parte de este hipermercado si ya está empleando un material que, obedeciendo nosotros las normas más elementales del reciclaje, no contamina per se, salvo que fuéramos unos pésimos ciudadanos y nos dedicásemos a poblar el mar y el campo de bolsas de plástico?
Lo mejor de todo es que a cada empleado que le preguntas por esta medida, las respuestas son de lo más variopinto que uno se pueda echar a la cara. Hay quienes han llegado a soltarles a los compradores que se trata de una decisión de la Unión Europea y otros que, claramente versados en un máster sobre el plástico, han llegado a apuntar que es que hay que separar la calidad del envase que contiene los macarrones del de los recipientes que se entregan en línea de caja. Espectacular, sencillamente espectacular.
De todas maneras, siempre hay un gesto que, imagino yo, indignará a los responsables de esta empresa. Ya que habrá que comprar la bolsa que ellos proporcionen tras abonar el importe de la compra o bien venir uno pertrechado desde casa con un buen fajo de las mismas, recomiendo hacer esto último y, a ser posible, de la competencia más directa, Alcampo. Y en éste, cuando también la medida se lleve a efecto, guardar las de Carrefour para llevarlas ahí. Aparte de todo, insisto en otro aspecto, ¿cuánto nos deben los supermercados por la publicidad gratis que les hemos hecho? Supongo que bastante, pero ya se sabe que la codicia no conoce límites y algunos sólo desean ganar más y más.
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Máximo Medina -