Y encima el Gobierno se enfada
¿Por qué se enfada el Gobierno de España por las críticas de la oposición en relación a la gestión de la crisis del Alakrana? ¿Acaso creería José Luis Rodríguez Zapatero que iba a librarse de los posteriores reproches por comunicarle a Mariano Rajoy los detalles de la operación de rescate y alabar su responsabilidad en esta cuestión? Por supuesto, lo importante era que los marineros quedasen en libertad, pero ello no es óbice para olvidar todo lo que ha acontecido en torno a este escabroso asunto, más que nada para no volver a cometer los errores de bulto que se han reflejado en la gestión de este problema. Pero bueno, ya se sabe, al final habrá sido alguien de la calle Génova quien secuestró el atunero y quien luego permitió que los piratas se marchasen impunes, pese a la presencia de las fragatas y de un helicóptero.
Si este Ejecutivo pensaba que iba a salir bien parado por el hecho de haberse producido la liberación sin derramarse una sola gota de sangre, su pensamiento resultaba toda una utopía, una invitación a creer que los burros vuelan. No, está claro que el Partido Popular, como formación que debe controlar desde la bancada opositora la labor del Gobierno, tiene que fiscalizar en todo momento cualquier movimiento y la crisis del Alakrana ha sido lo suficientemente grave como para dejar escapar este hecho sin que fuera objeto de debate y, de paso, solicitar responsabilidades a los diferentes ministros que han tenido que ver en este surrealista episodio; a saber: los titulares de Justicia, Defensa, Exteriores y de la Vicepresidencia Primera; Caamaño, Chacón, Moratinos y De la Vega, respectivamente, así como la del propio Zapatero, que debía estar al tanto de cada uno de los movimientos.
A nadie le extraña que la ración de detalles por parte del Gobierno fuese tan escueta, A ver, ¿qué iban a decir? Pero si es que no sólo se han conformado con pasar por caja (esto, sinceramente, era inevitable), sino que además, en un ejercicio de torpeza supina, los militares desplazados en la zona no tuvieron la habilidad (o tuvieron que asumir órdenes superiores) de atrapar a los piratas, y eso a pesar de contar con dos naves y un helicóptero que servían de elementos disuasorios más que notables como para atreverse a emprender una huída en mar abierto.
Al igual que he sostenido en artículos anteriores, sólo espero que hayamos aprendido la lección de este secuestro, algo que parece que no hicimos cuando la crisis del Playa de Bakio, y que hay que felicitarse porque los marineros hayan llegado sanos y salvos al puerto Victoria, en las Islas Seychelles, y que dentro de unas horas, a lo sumo un día, puedan estar en sus casas de Galicia y el País Vasco con sus seres queridos. Esta es la única noticia positiva de un secuestro que peor, créanme, no se ha podido gestionar.
1 comentario
Máximo Medina -