La sinrazón de una agresión
Destaca el periódico La Gaceta, del Grupo Intereconomía, que “el periodista Hermann Tertsch se encuentra hospitalizado tras ser agredido ayer por un individuo que, sin mediar palabra le propinó una patada por a espalda. El periodista tiene varias costillas rotas, un pulmón encharcado y sufre diversas contusiones. Hermann Tertsch, director del informativo Diario de la Noche de Telemadrid, se encontraba en un local de la calle Almirante de la capital cuando sufrió la agresión. El periodista había tenido notoriedad en los últimos días por haber presentado una demanda contra el presentador 'El gran Wyoming' quien, desde el canal de televisión La Sexta, le había increpado y llamado "asesino" porque el periodista, en su editorial informativo había dicho que "si pudiera matar a quince terroristas de Al Qaeda para liberar a tres compatriotas secuestrados, lo haría sin dudar".
Pues miren, no voy a decir que el señor Monzón, a la sazón denominado Gran Wyoming, esté satisfecho con esta deplorable acción, pero también estoy convencido de que tampoco ha sentido especial remordimiento por haber sido el causante de que un ciudadano descerebrado y con menos luces que un topo ciego haya actuado de esa manera. Y es que, aunque parezca mentira, quienes hemos tenido la oportunidad de trabajar en medios de comunicación, pero muy en especial en las radios y en las televisiones, sabemos que se deben medir muy bien las palabras porque nunca sabes quién te está viendo y oyendo. No podemos controlar al loco de turno que se lanza a la calle porque entiende que hay que agredir a un político porque le estamos criticando por mor de su cargo (no a título personal) o a un campo de fútbol por el hecho de que el apasionado locutor le dé por meterse con el colegiado de la contienda.
Por supuesto, lo importante ahora es esperar la recuperación del señor Tertsch, que siga siendo ese ejemplo de independencia periodística que siempre ha demostrado y que tanto disgustaba en el periódico El País, rotativo de donde fue conminado a marcharse porque no gustaba su estilo de pensar por sí mismo. Esperemos, también, que la Policía dé con el paradero del sinvergüenza que tuvo la cobardía de atacar por la espalda a este honrado ciudadano y, finalmente, que también se dé la mayor agilidad a la querella contra el Gran Wyoming por esa acusación de asesino. Es más, suscribo lo dicho por Hermann Tertsch, si estuviera en mis manos, también me cargaba a esos asesinos de Al Qaeda, que no son más que auténticos parásitos humanos, despojos de una sociedad que solamente quiere vivir en paz y en libertad, sin suicidas que, curiosamente, no suelen perder su vida, sino apostar y arriesgar la de los demás.
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Máximo Medina -