Garzón, tumba que tumba
Señala La Gaceta en su edición digital que “los arqueólogos que comenzaron el pasado 29 de octubre a excavar en el paraje de Fuente Grande en Alfacar (Granada) no han hallado restos humanos en todo el perímetro que marcaron en el parque Federico García Lorca y tampoco han encontrado evidencias científicas de que allí hubiera enterramientos. En el lugar se creía hasta ahora enterrados al poeta Federico García Lorca, los banderilleros Francisco Galadí y Joaquín Arcollas y el maestro Dióscoro Galindo. Así lo anunció en rueda de prensa la consejera de Justicia y Administración Pública, Begoña Álvarez, que detalló que los arqueólogos han tenido en cuenta para llegar a esta conclusión la distancia entre la superficie y la roca localizada en su día, que es tan solo de 40 centímetros, cuando una fosa tendría al menos 1,5 metros de profundidad”.
Es decir, aquí seguimos haciendo de aprendices de Indiana Jones, pero encima metiendo la pata cada dos por tres. La afición por abrir fosas, a pesar de la oposición de gran parte de los descendientes del escritor granadino, que sólo quieren que ya se le deje descansar en paz, se ha convertido en una obsesión de estos socialistas de la Junta de Andalucía, con la anuencia, por ejemplo, del supernuez Garzón, ese que también es muy aficionado a pedir certificados de defunción y a revolver media España en busca de cadáveres de represaliados durante la Guerra Civil. Sin embargo, a pesar de poner todos los medios al alcance de estos arqueólogos de pacotilla, lo único que hallaron en su última excavación fueron tapones y chapas de botella. Curiosa forma de transformarse una estructura ósea.
Lo que espero es que se explique con luz y taquígrafos lo que le está costando al erario público este dispendio, máxime en una comunidad autónoma como la andaluza donde, lamentablemente, las tasas de desempleo o de fracaso escolar, entre otras, están a la cabeza de España. Pero nada, alguien, el amigo del viento, está enfrascado en encontrar por donde sea pruebas fehacientes de lo malos que fueron aquellos profranquistas, como torturaron a quienes no comulgaban con el régimen del Generalísimo, etcétera, etcétera. Lo peor es que la tontería se está extendiendo al resto del país y ahora, en un lugar protegido como las Cañadas del Teide, en Tenerife, a un grupito de recuperación de la ¿Memoria Histórica? se le pueden conceder permisos para jeringar el terreno en busca de unos restos óseos.
Bueno, todo esto puede valer para que, en su momento, cuando haya carencia de arqueólogos en Egipto, el amigo del viento y su ministro del paro manden una remesa de estos desenterradores hasta el país de las pirámides y que ayuden a seguir desvelando los misterios de la cultura faraónica. Igual, quien sabe, Lorca está enterrado junto a Amenofis IV.
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Máximo Medina -