La Copa de África debería aplazarse
La Copa de África, si hubiese un mínimo de cordura, no debería de disputarse. El atentado sufrido por la Selección de Togo es un signo claro de que la seguridad en Angola no está garantizada para nadie y, a pesar de que siempre se recurrirá al manido y falaz argumento de que suspender este torneo sería hacerle el caldo gordo a los autores de este acto crimininal, lo cierto es que nadie en sus cabales querría jugar ahí, aunque se garantizase la mayor de las seguridades. Sé que a la organización de este campeonato le supone un revés económico sensacional, pero entiendo que lo que aquí importan son las vidas de los deportistas y de todos los miembros que acompañan a cada país participante y, ahora mismo, cualquiera puede ser objetivo de otro desalmado, de otro grupo que reivindicando vayan a saber ustedes el qué, puede volver a atentar contra cualquiera de las delegaciones deportivas.
Desde luego, me parece un gesto coherente el llamamiento del jugador del Arsenal Adebayor para pedir al resto de futbolistas que renuncien a participar en esta cita. Sería lo más sensato, aunque luego hubiese que jugar en fechas posteriores, previsiblemente después del Mundial de Sudáfrica. El hecho de que Togo anunciase su renuncia, debería llevar aparejado un movimiento idéntico por parte de los otros combinados. Nadie debería de disputar un solo minuto, aunque a la hora de escribir este artículo aún se desconoce si quienes tienen que dar ese paso adelante serán capaces de rebelarse contra los deseos del máximo comité futbolístico africano y la propia FIFA, que desean que el show continúe, pese a que las imágenes que nos han llegado ponen los pelos como escarpias.
Espero y confío en que la coherencia y el sentido común se impongan al egoímo de unos comités y patrocinadores a los que sólo les importa el vil metal. Asimismo, por parte de los equipos de la Premier League, me parece lamentable que hayan pedido el regreso de los jugadores que están enrolados en los equipos del torneo inglés. No, eso se llama distraer recursos y hubiera sido deseable que se solicitase por parte de los clubes británicos que se suspendiera la Copa de África, no solamente el retorno de los futbolistas que juegan en la liga inglesa. En ese sentido, al menos hasta lo que yo sé, las posturas de España o Francia, dos de los campeonatos donde hay bastantes jugadores africanos, han sido más de permanecer a la expectativa, aunque también confían en esa suspensión provisional y posponer este torneo hasta mejor ocasión.
Lo malo de todo es que quienes mostraban sus recelos de que era arriesgado llevar el Mundial al continente negro van a sacar a relucir sus argumentos, algo que ya he tenido la oportunidad de oírselo a algún que otro periodista deportiva. Sin embargo, considero que no se pueden mezclar las churras con las merinas y todos hemos sido testigos de atentados en los Juegos Olímpicos de Atlanta, en 1996, o hace mucho más atrás en el tiempo lo acontecido en Munich, en el año 1972. Lamentablemente, no estamos libres de la comisión de un acto terrorista sea cual sea la latitud del Mundo donde tenga lugar un evento de esta índole, pero Sudáfrica, como se demostró con la Copa Confederaciones, está sobradamente preparada para albergar este Mundial. De hecho, si nos ponemos a sospechar, más receloso sería yo con Río de Janeiro, pero imagino que de aquí a 2016 habrá un trabajo ingente para que todos los atletas y las delegaciones puedan estar plenamente tranquilas.
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Lewis Rogers -