Pellegrini, en la diana
Los profetas de la catástrofe merengona ya pronostican una debacle de la temporada del Real Madrid. La ya olvidada, aunque bochornosa, eliminación de la Copa del Rey frente al Alcorcón y los cinco puntos que le separan del Barcelona, que en función de la combinación de resultados le puede alejar a ocho (aunque también en el extremo optimista se puede llegar a estar a sólo dos) empiezan a hacer mella en el entorno madridista. La tranquilidad de la que ha podido disfrutar el técnico chileno, Manuel Pellegrini, sólo supuso un oasis en el desierto de duras críticas que está recibiendo por parte de quienes se consideran los grandes expertos futboleros. Son estos individuos que alaban la paciencia que existe en la Premier con los entrenadores, pero en cambio sacan aquí la matraquilla de que el ex preparador del Villarreal no consigue adaptarse a la filosofía del Real Madrid. Y encima se quedan tan anchos. Uno, que es rojiblanco hasta la médula y, por tanto, que sabe valorar esas pequeñas victorias que logramos a lo largo de toda una campaña, no puede más que sonreírse con las premuras históricas que les han entrado a algunos en la acera de enfrente. Tienen a los jugadores más selectos del panorama balompédico internacional, un plantel que ya quisiera cualquiera, comenzando por el propio Barça, pero con la diferencia de que en el Nou Camp cuentan con una ventaja que no está en venta, la de la conjunción del bloque, que es el 95% del Barcelona que ganó el sextete o el doble triplete. Eso es lo que está matando al Madrid, que no tiene paciencia, al menos por parte de ciertos consejeros áulicos que, a poco que se lo propongan, pueden conseguir que Florentino Pérez vuelva a meter la gamba y liquide a Pellegrini. Insisto, el Real Madrid, como cualquier otro club, debe mirarse lo justo en el espejo de quien va como la seda. Cierto es que el mejor en cualquier ámbito de la vida nos puede enseñar a superarnos, pero tampoco podemos olvidarnos de un aspecto importante, las mismas recetas no sirven a todos por igual. En Barcelona apostaron en su momento por la revolución y le dieron plenos poderes a Guardiola, que venía de entrenar en Tercera División. Pudo haber sido una medida catastrófica en caso de que el de Sant Pedor no se hubiera adaptado a la élite, pero demostró que se puede hacer lo mismo en campos de tierra que en los grandes recintos de Europa y del Mundo. Si el Madrid hubiese querido copiar fielmente, tendría en el banquillo al hoy inquilino del Getafe, Michel, madridista por los cuatro costados, pero se optó por alguien más experimentado y con una acreditada experiencia en España como el chileno Pellegrini. Desgraciadamente para el preparador merengue, la presión mediática es bastante fuerte y son muchos los periodistas y opinadores que reclaman su salida inmediata. Vamos a ver qué sucede, pero me gustaría refrescar a estos caballeros que hablan y escriben desde sus mullidos sillones que hace doce años el Real Madrid tuvo a otro profesional como la copa de un pino, Jupp Heynckes, que fue vejado durante toda la campaña y, a pesar de todos los pesares, el técnico alemán fue el que llevó a los blancos a la consecución de su séptima Copa de Europa 32 años después. Pellegrini, créanme, dispone de un mejor plantel que el que entonces manejaba el preparador germano, pero lo importante es que desde la poltrona se le dé confianza y se espere a que el equipo se conjunte (muchas estrellas, pero sin compactar) y que, como fruta madura, comience a abrir la sala de trofeos de Chamartín. Lo que pasa es que, sin ironías, el futuro de Pellegrini ya está Marcado.
2 comentarios
Jordan 6 -
Lewis Rogers -