Oposición aletargada
Hace solamente unos días que reflexionaba sobre las razones por las cuales en Santa Cruz de Tenerife, el actual equipo de Gobierno, no tenía excesivos problemas para ir pensando en revalidar por enésima vez su mandato. A pesar del claro agotamiento de ideas y de que la permanencia en el cargo ya pesa demasiado para algunos políticos de Coalición Canaria, lo cierto es que la oposición se empeña en seguir haciendo méritos, bueno, más bien deméritos, a la hora de intentar el asalto a la poltrona prima alguacilesca de la Casa de los Dragos. El último ejemplo de esta esquizofrenia paranoide que se ha instalado en el resto de fuerzas capitalinas es el ofrecido por los socialistas en relación al famoso episodio de tonicazo o del tenicazo (la palabra madre, en realidad, es tenique) protagonizado por Hilario Rodríguez, concejal de Seguridad y, verbigracia, también de la Unipol, ese cuerpo policial que sigue a veces a rajatabla el manual de antiterrorismo de los agentes de la ley estadounidense. Pero bueno, a lo que iba. El caso es que los señores concejales del PSOE en la capital chicharrera hablaron y no pararon sobre la necesidad de exigir responsabilidades, que las disculpas del señor Hilario, en el caso de que llegasen espontáneamente, no iban a ser suficientes y que, por supuesto, hacía falta que este servidor público, dado que sus palabras denotaban a un Torquemada en potencia, pusiera pies en polvorosa o que el alcalde, Miguel Zerolo, lo cesara de todas sus funciones. Hasta ahí, todo correcto porque es lógico que alguien que ostenta un cargo ha de tener una cierta cintura política y si encima ese alguien tiene la responsabilidad delegada de la seguridad ciudadana, más a mi favor para que no se esté abriendo la boca para soltar improperios y amenazas por el hecho de que tal o cual ciudadano se manifiesta en contra del Plan General de Ordenación. Le guste o no al señor Rodríguez, ese caballero, de habla peninsular, paga sus impuestos como el que más, pero aparte de verse visto vejado y defraudado por un concejal del grupo de Gobierno, también ha comprobado que en el PSOE tampoco puede tener una representación fiable. Y es que, repito, lo que no se puede tolerar bajo ningún concepto es que se llegue al pleno o a la Junta de Gobierno correspondiente y esconder la cabeza bajo tierra y aceptar unas disculpas de mercadotecnia, que para nada eran sentidas y que lo único que buscaban era, aunque suene crudo, seguir burlándose de la ciudadanía. La oposición, le guste o no a los socialistas, no está para el buenrollismo o para pasarle la mano por la espalda al alcalde, sino para trabajar duro y lograr que esta ciudad despierte de su letargo. En cualquier otro punto de España, las declaraciones altisonantes y amenazantes del responsable de Seguridad, pongamos por caso Madrid o Barcelona, hubiesen abierto un telediario a nivel nacional y se habría reclamado el cese del mismo. Pero aquí no, aquí vivimos como si todo el año fuese Carnaval, una farsa constante, donde todo se toma a broma, pero que poco a poco, aunque alguien aún no quiera darse cuenta, los que llevan gobernando media vida y parte de la otra ya se han creído con derecho de pernada y no permiten que nadie les alce la voz. Desde luego, una oportunidad perdida de los señores del PSOE, con la complicidad del resto de grupos, PP, Ciudadanos y el CCN, que con su silencio inactivo le siguen haciendo el caldo gordo a los nacionalistas.
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Máximo Medina -