Egoísmo nacionalista
La democracia, amigos míos, es uno de los legados más valiosos que podemos disfrutar en la actualidad. La posibilidad de disentir, de mostrarse en acuerdo o en desacuerdo con las ideas de quien o quienes ostentan el poder resulta maravillosa porque, entre otras razones, nos ayuda a mejorar, a que las cosas se hagan con el mayor de los consensos posibles. Sin embargo, como todo sistema (exceptuando Suiza, donde estaríamos hablando del mejor funcionamiento político, ya que cualquier cambio esencial requiere de un refrendo de los ciudadanos en las urnas), la democracia que tenemos en España, al igual que sucederá en otros países, ofrece una serie de disfunciones que, al final, por el juego de la aritmética parlamentaria, el egoísmo de dos diputados pueden desequilibrar la balanza para un lado u otro.
Porque, no nos engañemos, la postura adoptada en Madrid por Coalición Canaria en relación al asunto del IVA demuestra hasta tal extremo la pequeñez de miras, de objetivos modestos con los que se plantan la señora Oramas y el señor Perestelo en la Carrera de San Jerónimo. Su responsabilidad como diputados debe ir más allá de un acuerdo puntual con los socialistas o con los populares. No sólo deben velar por los intereses de Canarias, sino que también que lo que decidan para el Estado no perjudique a las Islas y esta cabezonería de votar a favor de la subida de este impuesto, dicho por expertos de reconocido prestigio, va a ir en contra del Archipiélago.
Alguien, con todo el buen criterio del mundo, podría replicarme que en el Archipiélago canario no se paga el IVA y que, por tanto, ¿dónde va a estar el perjuicio para los habitantes de aquí? Pues muy fácil, algo que ya debía de haber intuido la señora Ana Oramas, en aquellas personas que decidan viajar a Canarias y que ahora, por ejemplo, encuentren un incremento importante a la hora de reservar los pasajes o los alojamientos o las transacciones que se deban de hacer entre las Islas y la Península, por ejemplo. Pero, insisto, lo peor de todo es el egoísmo que han demostrado estos dos diputados nacionalistas a los que les ha podido más la promesa de los millones del Plan Canarias que velar por el bien común.
Y es que el pasado lunes me sorprendían bastante las declaraciones de la señora Oramas quien no sólo se mostraba favorable a tocar al alza el IVA porque, a su entender, es un impuesto que no se paga en Canarias, sino que además, en un alarde de no sé cómo calificarlo, pidió que a las Islas no se les tocase un solo euro de las inversiones previstas para los trenes del Sur y del Norte de Tenerife o para las ampliaciones aeroportuarias porque aquí el índice del paro está rondando (si es que no lo supera ya) el 30% y que de tocar a la baja algunas cantidades comprometidas se hiciera en comunidades como la Navarra, con muchísimo menos paro, aunque suponga retrasar las obras que le permitan contar con el AVE. Es decir, según el silogismo de la ex alcaldesa de La Laguna, aquí hay que premiar a quien hace mal las cosas, en este caso a Canarias por tener más de 300.000 desempleados y, en cambio, a los navarros, por hacer su trabajo, hay que castigarles. O sea, que es un criterio que hay que entenderlo y aceptarlo como el de la subida del IVA, de locos.
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Máximo Medina -