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Desde mi escaño

Celda 69

Celda 69

La prisión femenina de Alcalá Meco, en Madrid, se convirtió en los últimos años en una especie de celda 69 (rememorando al título de la película celda 212). Los sucesos que han acaecido en este presidio, con funcionarios que se han aprovechado de la situación de inferioridad de las reclusas para intercambiar favores sexuales a cambio de drogas y alcohol, suponen hasta extremos insospechados un reflejo de la ruindad humana, de la suciedad y de la bajeza moral de unos individuos que, amparados en el silencio cómplice de sus superiores, han hecho y desecho a su antojo hasta que alguien, afortunadamente, puso sobre la pista al Ministerio del Interior (siempre suponiendo que no supieran a ciencia cierta lo que estaba sucediendo) para poner punto y final a esta depravación y abuso de poder y todo lo que se puedan imaginar sobre unas pobres mujeres que intentan redimir sus penas y salir de ese submundo de delincuencia y delitos por los que fueron encerradas entre rejas.

 

Desgraciadamente, a pesar de que la Constitución Española dispone en su artículo 25 que uno de los derechos de los presos es a recibir una educación conducente a la reinserción en todas sus facetas, a que pueda integrarse plenamente en la sociedad cuando salga de la cárcel y que podrá acceder a una serie de privilegios educacionales y laborales dentro de la prisión, lo cierto es que, visto lo visto, lo único que han podido obtener estas mujeres son una vía directa a seguir delinquiendo. Si los propios funcionarios, que tienen que velar por el normal cumplimiento de las penas y de que se apliquen las políticas de reinserción, son los que han pervertido en todas sus formas y maneras a estas presas, ¿qué podemos esperar cuando estas mismas reclusas salgan a la calle?

 

Sinceramente, a pesar de que el Gobierno de España ya ha destituido (y supongo que separado del servicio) al responsable del presidio y a los funcionarios autores de estos delitos morales y penales, la verdad es que las explicaciones ofrecidas por la señora Mercedes Gallizo, responsable de Instituciones Penitenciarias, no han sido nada convincentes y nos ha dejado a todos con la sensación de que la cárcel sigue siendo esa especie de inframundo donde, o eres etarra y vives como Dios, o te pudres de por vida, sometido por los cabecillas carcelarios y determinados funcionarios corruptos y, por lo presenciado en Alcalá Meco, depravados sexuales. Ya no hace falta remitirse a las películas norteamericanas a la hora de hablar de prisiones turbias. Aquí en España las tenemos a porrillo, pero la gravedad de los hechos acaecidos en la cárcel madrileña han sido de lo más bochornoso que hemos vivido hasta la fecha.

2 comentarios

Lewis Rogers -

Don Juan, la celda era la 211, se le fue un numerillo, pero la idea es la misma.

Máximo Medina -

Una prueba más de que en todas las facetas de la vida hay granujas, incluso hasta en la cárcel. Lo único que nos faltaba, que tuviéramos que ir a cumplir una pena, Dios nos libre, y nos encontráramos semejante panorama. Hay de todo, como en botica, pero me parece injusto generalizar en todos los funcionarios de instituciones penitenciarias. Quien no me hace gracia un pelo es la directora general. Parece cualquier cosa menos una política que dirija un lugar tan importante para la sociedad y la justicia. Deberíamos comenzar por unas prisiones atestadas y con una acumulación de hasta tres veces el aforo (valga el símil) para que les fueron creadas. Por ahí se podrían iniciar los ajustes de las cárceles modernas. Pero ni eso...