Garzón y los 5 millones de parados
Definitivamente, España es un país diferente. Cuando tenemos alrededor de cinco millones de desempleados y con riesgos evidentes de que la cifra siga subiendo porque las empresas se vez cada vez más ahogadas fiscalmente y no pueden hacerse cargo por mucho más tiempo de las nóminas de sus empleados, los sindicatos, esos entes que en teoría están para defender al trabajador, han decidido que sus menesteres principales se centran en apoyar al juez Baltasar Garzón por mor de todas las causas que tiene pendientes. Entre los turbios acuerdos con Botín, toda la ruidosa metralla con la Ley de la Memoria Histórica y sus vacilaciones a la hora de tramitar el caso del chivatazo del Bar Faisán, amén de las escuchas ilegales con el caso Gürtel, lo cierto es que el personaje togado ha encontrado una más que sospechosa colaboración ¿espontánea? por parte de sindicatos, artistas cejateros y hasta, por supuesto, del propio Gobierno de España, que ve con pavor como el Tribunal Supremo pudiera sonsacarle ciertas informaciones poco convenientes.
Sin duda, insisto una vez más en la teoría de que Garzón es un personaje sumamente peligroso, conocedor de datos que pueden implicar al actual Ejecutivo en más follones de los que ya tiene. La ya famosa cacería con Mariano Fernández Bermejo, ex ministro de Justicia, supuso toda una subversión de las normas legales establecidas. El juez instruye un sumario, pero, como venía el fin de semana y ya tenía invitación para irse a echar unos tiros a una finca jienense, opta por dejar a los inculpados más de 48 horas incomunicados hasta que su señoría regresó a Madrid para seguir con el proceso.
Pues bien, ¿qué datos conocerá el juez puñetero (por las puñetas de las mangas, of course) para que la progresía en bloque se movilice en todas las ciudades a cantar las excelencias del individuo? Desde luego, qué quieren que les diga, a mí me parece que Garzón no es para nada alguien con el expediente inmaculado, que se ha cambiado de bando por intereses personales, que ahora está sacándole toda la manteca a este Gobierno y a sus amigos, pero que en cualquier momento se pueden cambiar las tornas. Por eso, y esa es la gran verdad, Zapatero no quiere por nada del mundo que Garzón sea expulsado de la carrera judicial y empiece a largar verdades incómodas por su boca. De todas maneras, nada de esto hubiese pasado si a este juez no se le hubiese dejado reingresar con tremenda rapidez a la Audiencia Nacional después de un año y pico ejerciendo de socialista por el Congreso de los Diputados.
Eso sí, sin olvidarme de lo denunciado al principio, vuelvo a insistir en una idea básica y fundamental. Siendo uno de esos cinco millones de parados, no sólo es que sienta cierta inquina por Baltasar Garzón, sino también por unos sindicatos apesebrados y subvencionados a los que no les importamos ni media. Y miren que la oposición que tenemos actualmente no me merece ningún crédito, pero está claro que algo tenemos que hacer porque, directamente, este país se ha vuelto loco, con los pájaros disparando a las escopetas.
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Máximo Medina -