Desvergüenza sin recortes
El Gobierno de España ha sacado adelante su tijeretazo, por la mínima, con sus propios votos, y la desvergüenza de los diputados de CiU, CC y UPN quienes, a pesar de reclamar airadamente al presidente del Ejecutivo, Rodríguez ZParo, que convocase elecciones anticipadas, finalmente se abstuvieron en la votación y con ello propiciaron que los socialistas puedan alardear de haber obtenido una victoria plenaria. De todas maneras, ese triunfo, de por sí pírrico, va a traer consecuencias para quienes decidieron dar un paso al costado. La abstención de catalanes, canarios y navarros no puede salir gratis a efectos electorales, sobre todo cuando se ha visto la hipocresía de todos y cada uno de los líderes de esas formaciones.
Por supuesto, partiendo de un principio fundamental, el de la aritmética parlamentaria, el triunfo de Zapatero en esta votación queda fuera de toda duda. Con o sin negociaciones a un margen, lo cierto es que ayer hemos presenciado como los diputados convergentes, los de la Unión del Pueblo Navarro y los de Coalición Canaria han subordinado los problemas de los ciudadanos a la salvación de ZP. De haber caído en esta propuesta del recorte indiscriminado, posiblemente hoy si estaríamos valorando y sopesando seriamente la realización de unos comicios adelantados. Esta especie de moción de confianza encubierta ha servido para que el presidente (que no fue capaz de intervenir en el debate, dicho sea de paso) se agarre al último clavo ardiendo. Ya se le marcharon los firmes apoyos de peneuvistas y de Esquerra y tan sólo le queda rezar para que el parche abstencionista de nacionalistas catalanes y canarios no se venga abajo.
Estoy plenamente convencido de que los habitantes de las islas Canarias y de Cataluña deben estar hoy que echan chispas contra Ana Oramas y Duran i Lleida. No es de recibo acceder a una tribuna y manifestar abiertamente que es la hora de que deje su puesto en la Moncloa y, al mismo tiempo, asegurar que la posición de sus formaciones será la de abstenerse en la votación. En estas circunstancias, pese a quien pueda mantener la postura contraria, ese sí pero no, pero no pero sí supone un cheque en ¿blanco? a los desmanes del Ejecutivo y, quizá lo que es peor, que estos mismos que hicieron la gracieta de la abstención mañana puede ser que se estén arrepintiendo. Pero algunos, como la señora Oramas, no se entera de la misa la mitad y está en Madrid haciendo el más absoluto de los ridículos.
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Máximo Medina -