Estafa coalicionera
Coalición Canaria, en lo que compete a sus diputados de Madrid, la señora Ana Oramas y el caballero José Luis Perestelo, ha demostrado que es una formación con una mentalidad cortoplacista más que pronunciada. La amnesia de los nacionalistas en la Carrera de San Jerónimo resulta tan aguada que ni metiéndose The Memory en vena serían capaces de recordar lo que han desayunado hace tan solo unas horas. El partido que ¿preside? Claudina Morales es una especie de manicomio incontrolado donde cada miembro hace lo que le viene en gana, sin respetar instrucciones o sin tener en cuenta los continuos engaños que desde Madrid se le vienen haciendo al Archipiélago cada vez que gobierna el PSOE.
Y es que, parece mentira, Oramas y Perestelo, cada vez que llegan a la T-4 y aterrizan, respectivamente, en Los Rodeos y Mazo se ponen el disfraz de Pocoyó y Calimero para comenzar con su retahíla de los incumplimientos de Zapatero con las Islas y que con sus votos no iban a seguir jugando. Aún colea, por ejemplo, en La Palma el enfado con la nula gestión del Ejecutivo Central con el telescopio extremadamente gigante y como se fue a parar finalmente a manos de Chile. Ese ya era un motivo más que suficiente como para que Perestelo no hubiese vacilado a la hora de votar en contra del tijeretazo, pero se ve que está contagiado por su compañera de escaño, la señora de la política pura, y decidió dar ese cheque en blanco que suponía la abstención.
Ahora, no lo duden, en cuanto pasen dos fines de semana, volverán los coalicioneros a recuperar la memoria extraviada y empezarán con la matraquilla de la estafa que ha supuesto el Plan Canarias, que al final se han producido recortes pornográficos en las infraestructuras previstas, que lo de los trenes del norte y sur de Tenerife tendrá que seguir aguardando el sueño de los justos, que las inversiones en carreteras permanecerán bloqueadas por una legislatura más.
En fin, ya deben quedar pocos ciudadanos que se fíen de las aviesas intenciones de determinados dirigentes de CC. Incluso, un peso pesado como el presidente del Cabildo tinerfeño, Ricardo Melchior, tuvo el arrojo y la gallardía de solicitar a sus compañeros de partido en el Congreso de los Diputados que no se abstuviesen, sino que rechazasen de plano y de pleno el plan improvisado de Zapatero. Pero nada, aquí no se hace ni caso, algo normal por otra parte cuando la misma presidenta de Coalición Canaria, Claudina Morales, se muestra incapaz de unir al partido. Normal que al final cada quien haga la guerra por su cuenta, pero eso, tarde o temprano, le pasará factura en las urnas, sobre todo cuando hablemos de elecciones en clave nacional.
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Máximo Medina -